Sea cual sea el resultado el 17 de diciembre de 2023, tendremos que seguir reformando nuestra Constitución. Por tanto no habrá consenso suficiente para un Chile más justo.
La Constitución de 1980, fue reformada nuevamente en el fragor del debate por el plebiscito de salida de 2022. Esto permitió bajar el quórum necesario para incorporarle reformas a 4/7. Nunca antes se había logrado quitarle el carácter pétreo de la Constitución del dictador. En contraste, la propuesta de Constitución que se votará el 17 de diciembre propone un quórum más alto. Entonces, la Constitución vigente, por muchos cambios que pueda necesitar, hoy es más fácil de reformar que la que nos propone el Consejo Constitucional.
Hoy nos enfrentamos a un nuevo proceso constituyente, sin una clara demanda popular detrás. No lo pidió ni la oposición ni las fuerzas progresistas; simplemente fue impulsado por la mera decisión del Presidente.
En mi opinión, no debemos pensar en un tercer proceso, sino ocuparnos de los temas trascendentales, como la seguridad, los ingresos y la educación, entre otros desafíos. Transformar Chile requiere la creación de empleo a corto plazo, los derechos sociales a mediano plazo y un cambio en el modelo de desarrollo a largo plazo. No es la hora de la manipulación forzando un tercer proceso. Enderezar la economía y cambiar Chile es la prioridad.
Si alguna de estas reformas requiere una enmienda constitucional, el Congreso deberá hacerlo. Hoy, lo sensato es comprometernos a no seguir pidiendo más procesos constituyentes y que el Congreso deje de escaparse de lo que es su responsabilidad y de que los parlamentarios dejen de evadir sus obligaciones constituyentes.
Chile tiene que cambiar. No es momento de aplastar, de imponer, ni cancelar, ni forzar. Es momento de actuar en unidad 🇨🇱🙌