Hoy, una sola persona ganó el Loto que sumaba más de 3.000 millones de pesos. Estoy seguro de que, junto conmigo, muchos ciudadanos están decepcionados por no ser este afortunado; ganar el Loto es el sueño de cualquier pobre, que se imagina tener muchas comodidades materiales sin mayor esfuerzo.
Por Rafael Gumicio
Hay otra forma de ser más millonario que adjudicarse un juego de azar sin trabajarle un cinco a nadie: en primer lugar, ser jerarca de un partido político, ex diputado o senador o tecnócrata, u otros – sobre todo, ingeniero comercial y miembro del equipo de amistades del candidato presidencial triunfante – si tiene uno de estos requisitos es seguro que le darán, como premio de consuelo un directorio en cualquiera de las empresas del Estado. El mejor sueldo lo llevan los directores del CODELCO y del Banco Central, en menor medida, la ENAP, el BancoEstado, TVN y otras, donde la acumulación de los sueldos es, de lejos, muy superior a la suma del feliz ganador del Loto de hoy.
Los “cándidos”, que nunca faltan, podrán creer que estos prohombres de la Concertación y la Alianza se han hecho millonarios gracias al esfuerzo de toda una vida, dada “su vocación se servidores públicos” – frase que siempre me causa hilaridad – en el fondo, es un premio concedido por el monarca-presidente a sus “vasallos” más leales, en reemplazo de los títulos de nobleza, inexistentes es Chile – a muchos de ellos les encantaría, además del dinero, ser llamados Lord, como los ex ministros ingleses -. Se equivocan los cándidos, pues ser director de una empresa del Estado, supuestamente de todos los chilenos, no exige ni méritos profesionales, ni esfuerzo.
Los directores de estas empresas lo pasan “regio” – como diría Martita Larraechea -, basta que asistan a un almuerzo muy regado y extendido en la tarde, antes de la obligada siesta, para que, al fin del mes, cuando “cante Gardel”, recibir un cheque con varios ceros a la derecha.
Cuando hay una alianza de partidos políticos, estos cargos son cuoteados según el poder de chantaje que tenga cada agrupación: en el caso de la Concertación, siempre gana la Democracia Cristiana, que ya no puede tener el primer premio, la presidencia de la república, por consiguiente, socialistas y PPD tienen que compensarlos y, nada mejor para sus ambiciones que llevarse la gerencia de CODELCO y otros cargos directivos de empresas estatales.
En el caso de la Alianza, durante el mandato de Sebastián Piñera, la UDI sale privilegiada en el reparto, además, abundan y pululan los plutócratas que postulan a estos cargos, la mayoría del colegio Verbo Divino, luego de la Universidad Católica y posgrado en Chicago, además, por lo general, Legionarios de Cristo y Opus Dei.
Los directores de las empresas estatales podrían ser comparados con los loteos en la Dehesa: cada partido tiene una parcela, de la cual se consideran dueños vitalicios, y la lista de personajes, dueños del directorio, coincide con la de los líderes de los partidos políticos.
No se trata de criticar a las empresas públicas: personalmente, soy partidario de re-estatizar el cobre, crear un verdadero Banco del Estado, una televisión estatal que no sea el “coto de caza” del duopolio, nacionalizar el agua y, por qué no, el transporte y la producción de energía eléctrica, además de un Estado docente descentralizado. Es una falacia neoliberal sostener la ineficiencia de las empresas públicas que, hoy por hoy, reportan más al Estado que muchas empresas privadas.
Mi crítica va orientada a criticar el cuoteo, según el gobierno de turno, de las gerencias y directorios de las empresas estatales en favor de personas pertenecientes al dupolio, sin más méritos que pertenecer a mafia del monarca de turno. Tampoco soy partidario de que estos cargos e asignen a tecnócratas, cuyo prestigio se derrumbó ante la acusación contra el ministro de Educación, Harold Beyer – los “cabeza de huevo” son aún peores que los apitutados de las mafias políticas -.
A mi modo de ver, deberá existir un control popular de la gestión de empresas, pues son financiadas con el dinero de todos los chilenos, por ejemplo, el cobre es de todos los ciudadanos y no del directorio de CODELCO. Además, estos servidores públicos también deben ser fiscalizados por el Congreso, por medio de la acusación constitucional.
Si quiere ser millonario sin trabajar – es muy improbable que gane el Loto – es mucho mejor que se convierta en un jerarca político, tarea que no es muy difícil si demuestra mucho amor por alguno de los jefes políticos que se reparten los directorios.
Rafael Luis Gumucio Rivas