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Marco Enríquez-Ominami: “Quiero reivindicar el concepto del cambio”

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“Soy candidato a Presidente de la República, no precandidato”. A Marco Enriquez-Ominami le gusta dejar el punto claro. Con el mismo ímpetu de 2009 pero subrayando que ha hecho una verdadera “travesía por el desierto”, advierte que ha profundizado sus propuestas, ha llegado más lejos en sus reflexiones, incluidas varias autocríticas.

 

Está conciente que no puede volver a ser “novedoso” como lo fue en 2009, aunque tampoco cree que su atributo principal en la anterior elección haya sido la novedad, sino mucho más el contenido. “Quiero reivindicar el concepto del cambio”, tras lo que denomina como la expectativa frustrada sembrada por el presidente Sebastián Piñera “que llegó como cambio y hoy ha decepcionado hasta a su propio electorado”.

En esta travesía, Enriquez-Ominami ya cuenta con un partido, el Partido Progresista (PRO), que -enfatiza- “apenas legalizado obtuvo 10 alcaldes y casi el 5% de los votos”. Hoy admite que está “más confiado, más preparado y más acompañado”.

Con ese telón de fondo, no duda en afirmar que cree en el sistema de primarias pero con tres condiciones, que hasta ahora -argumenta- la Concertación no ha respondido: un programa de gobierno común, primarias parlamentarias y “algo que tiene que ver con el respeto, la disposición de los dirigentes de ese bloque de reunirse conmigo”.

Acto seguido asegura que está dispuesto a debatir pero con candidatos, no con precandidatos. ¿Los temas? una nueva constitución, repensar las reglas de convivencia de la democracia, una educación estatal, republicana y gratuita. Apela al menos a un “mínimo umbral”: “una sociedad más justa, el rechazo a Hidroaysén, educación pública gratuita estatal”, enumera.

Sin pautas, sin condiciones

Enríquez-Ominami se visualiza en segunda vuelta aunque repara sobre la llegada -o no- de la ex presidenta Michelle Bachelet. “Estoy a la espera de saber quienes son mis contrincantes, es muy distinto una primera vuelta con o sin la ex presidenta; pero hoy no puedo afirmar que ella es la candidata. Yo estoy aquí sin pautas, sin condiciones y ella está en Nueva York”.

A su juicio, “la Concertación tenía un umbral común que era la democracia, eso hoy no es suficiente y lo que padecen hoy es por no tener un techo con un programa común, cuando lo tengan, tendrán un candidato (…) ¿pero hoy con quién? ¿con los voceros de Bachelet? Cuando esté en Chile no tengo ningún problema, cuando sea ungida candidata”.

Asegura que la Concertación y la Alianza están aún con el denominado “síndrome del balcón”. “Cuando en una elección siete u ocho millones de personas no votan, vale la pena ser prudente. Yo veo exitismo, falta de proyecto y exceso de precandidatos, veo ocho”.

– No es fácil mantenerse vigente durante cuatro años y Ud. lo ha logrado ¿ser candidato es una vocación de vida?
– Saqué el 20% en 2009.

– Pero no va a ser presidente…
– Los chilenos zanjarán…

Entre la novedad, la ruptura y la herencia
– ¿Cuál es el sentido de esta nueva candidatura? El capital de la novedad ya no existe…
– Si yo no soy nuevo, entonces Andrés Zaldívar es senador de la época de la independencia. Llevo 5 años en política y Andrés Zaldívar lleva 200 años. Me parece abusivo esta idea que soy parte del paisaje.

Para Enríquez-Ominami, la primera impresión que dio en 2009 no se volverá a repetir, «puedo ser original, no nuevo». Sin embargo, replica «no se cuán nuevo era Sebastián Piñera en 2009, Ricardo Lagos el 99, ni cuán nuevo fue Lula en su elección en Brasil».

Se siente parte de la «ruptura» pero dice no perderse en considerarse también un «heredero». «Pienso la autonomía del Banco Central, en el consenso por el control de la inflación, por el superávit fiscal, por un conjunto de consensos que no han sido puestos en duda ni por los diputados comunistas».

Instituciones en crisis «más aguda que en 2009»
«Las instituciones están en una crisis de confianza mucho más aguda que el 2009», afirma el candidato. De paso enumera: «Las iglesias, la católica y la evangélica; el sistema financiero, tenemos de por medio el caso de las multitiendas. Una crisis de confianza superlativa en el sistema educativo superior, basta pensar lo que está sucediendo hoy con la formalización de rectores con acusaciones de cohecho algo impensable». Y continúa: «La institucionalidad democrática está en una crisis aguda, basta poner la elección municipal con todos los matices, ni siquiera me refugio en el medio millón de estudiantes que marcharon, no me refugio en la crisis Hidroaysén o la judicialización, como nunca antes, de los proyectos energéticos».

Por lo tanto, postula que la elección presidencial se dará en un terreno distinto, con actores distintos: «¿Qué he cambiado en lo personal? Cometí un error de caer en la tentación de afirmar que hoy el 2013 estaba más maduro. Es una trampa mortal» .

Igualdad de género
La igualdad de género tiene un lugar relevante en las propuestas de Enríquez-Ominami. «No se trata de un 50% por ley así no más, es poner incentivos y castigos».

Explica que en la reciente elección municipal, el PRO intentó hacer ese ejercicio, «desde el voluntarismo de un partido legalizado hace tres meses. Presentamos 1.100 candidatos, pero 500 quedaron independientes por una ley hecha por los tíos Longueira y Escalona, para frenar a los díscolos».No obstante, comenta que trataron de corregirlo por la vía del subsidio económico a la mujer. «Las candidatas mujeres tenían el doble de propaganda que los hombres», recuerda.
Asimismo, plantea que cree «en la paridad progresiva, es decir, que los partidos los tengan en sus estatutos, por ejemplo, que en un primer período electoral haya un 10% de mujeres y eso sea progresiva».

Democracia plebiscitaria
En materia política, Enríquez-Ominami dice que cree en la democracia plebiscitaria. «Lo primero que hay que hacer en este sistema fatigado es un referendum aprobado por el Parlamento. Creo que el plebiscito es el camino». Agrega que «discutiremos qué es lo que se puede plebiscitar: energía, educación pública, tributos».

En ese sentido, afirma que «la democracia representativa está en crisis ¿qué propongo? pasar a una democracia participativa y directa, plebiscito, referéndum revocatorio, por única vez en el mandato con barreras de entrada, lo digo para que no parezca un menú sin reflexión». Y añade: «Iniciativa popular de ley, que los chilenos puedan presentar leyes. Tenemos un sistema colonial y monárquico, un presidencialismo enfermo. Propongo crear la figura del primer ministro con confianza parlamentaria. Avanzar hacia un federalismo atenuado, significa intendentes elegidos por sufragio universal y directos, con Cores, con autonomías presupuestarias en turismo y educación. Cambiar la ley electoral: binominal con sistema proporcional competitivo y un sistema en que los chilenos en el extranjero puedan votar y una ley de partidos con financiamiento público».

Reforma tributaria: «No se pueden cambiar las reglas del juego todos los días»
Enríquez-Ominami se manifiesta en desacuerdo con el ajuste tributario promovido por el presidente Piñera «porque si en algo estoy de acuerdo con los empresarios es en que no se pueden cambiar las reglas del juego todos los días (…) esto afecta la inversión y la credibilidad que no es fácil de encontrar».

A su juicio, el mandatario «se contradijo en su ortodoxia de que un justo crecimiento era vía reforma tributaria». Recordó que el debate de 2009 y luego el ajuste tributario «vino producto de un terremoto, y no de una convicción por la presión de los estudiantes o por la evolución que el propio presidente hizo».

Y ya que todo este debate lleva -dice- a un «inevitable» tercer ajuste tributario al gobierno que asuma en 2014, plantea que «cuando se habla de impuestos no solamente se trata de recaudar más. Trataremos de unificar los impuestos a las personas y a las empresas por los tramos. Proponemos eliminar progresivamente el Fondo de Unidades Tributables (FUT) y un IVA diferenciado». Asimismo, propone «impuestos a las hidroeléctricas y a los nuevos proyectos de inversión». Para todo esto, señala, está trabajando en una propuesta de reforma con los estudiantes de la FECH.

«Las mujeres tienen derecho a decidir hasta las 12 semanas»
El candidato presidencial del PRO sostiene que quiere, desde hace mucho tiempo, sacarse el estigma de que es partidario del aborto en todas sus formas. En ese ámbito apunta que «las mujeres tienen el derecho a decidir hasta las 12 semanas de gestación».

«El principal error en 2009 fue al ser consultado por un periodista si estaba a favor del aborto y yo, ingenuo, caí en el pantano y respondí, yo estoy a favor del aborto».

No obstante, aclara que lo que realmente quiere «es dar el derecho a decidir. No estoy por alentar una política de fomento del aborto. Pero sí por el derecho a que decidan las mujeres», afirmó.

Evaluación del gobierno de Piñera: «Estamos muy por debajo»
Cuando se trata de reconocer los logros del gobierno de Sebastián Piñera, el candidato del PRO destaca el post natal, la inscripción automática y el voto voluntario.

Sin embargo, también es agudo en la crítica a su gestión: «Me quedo más bien con sus propias promesas. El 2009 cuando competí, escuché bien sus cuatro promesas: habló de la nueva forma de gobernar, de la eficiencia, del fin de la fiesta a los delincuentes y la corrupción. Si revisan la reconstrucción, por ejemplo, en las regiones sexta, séptima y en la octava, empezamos a descubrir que estamos muy por debajo».

Marco Enríquez-Ominami dice que en 2009, el entonces candidato de la Coalición por el Cambio, Sebastián Piñera, planteó en diversas ocasiones que tenían muchos expertos en todas las materias. «En economía, miles de economistas de Tantauco. Y resulta que su ministro de Economía es ahora Pablo Longueira».
Reconoce que «gobernar debe ser muy difícil. Falta un año y por eso quiero ser prudente, pero estoy más preparado que en el 2009».

sobre Velasco: «es El candidato del transantiago»
Marco Enríquez-Ominami no titubea para referirse al ex ministro de Hacienda y ahora precandidato presidencial, Andrés Velasco, como el «candidato del Transantiago» dado el rol que le tocó asumir en 2007 en la puesta en marcha del nuevo sistema de transportes en la capital. Consultado acerca del financiamiento de su partido y por ende, de su campaña, Enríquez-Ominami señala que por lo pronto han quedado desfinanciados, tras las elecciones municipales y arremete contra el ex ministro: «No tenemos recursos para poner avisos de páginas completas en los diarios, a diferencia del candidato del Transantiago». – ¿Esa es la definición de Andrés Velasco’ – No, es mucho más compleja. Lo eché de menos en ese cónclave de la centroderecha. Creo que él no pertenece a una visión de sociedad que tenemos, él y otros más son los grandes bloqueadores y detonantes de lo que hoy estamos padeciendo (…) Creo que él y Parisi debieran ir a las primarias con Golborne y Allamand. No obstante, sostiene que no tiene problemas en debatir con Velasco «o con quien seaungido por la coalición que el mismo acusa de corrupta».

Educación estatal gratuita
«No tengo problema con que existan universidades privadas, pero sí que las universidades estatales sean gratuitas en el mediano plazo», sostiene Enríquez Ominami y marca de inmediato una diferencia de fondo con el presidente Piñera: «El dice, si la educación fuera gratuita, los hijos de ricos estudiarían gratis. Sentido común, pero discrepo. Los hijos de ricos no son ricos, el papá es rico, para mí la educación es mucho más que simplemente el traspaso de conocimientos, es integración social».

Y agrega: «Cuando hablo de gratuidad, hablo también de cambiar las reglas en educación secundaria, lo que tenemos es un 8% de matrícula privada, porque tenemos también la particular subvencionada. ¿Qué ocurrió el 92? se emparejaron las subvenciones, que no es delito, pero no se le pusieron deberes a los particulares subvencionados».
A su juicio, «la PSU es un sistema de ingreso que hay que cambiar, la educación pre escolar, no tiene cobertura completa».

El candidato del PRO asegura que «las universidades son el ambiente natural donde se repiensa un modelo de desarrollo. Quisiera que en Chile, se ofrezca a sí mismo, un centro de pensamiento que piense su modelo de desarrollo donde accedan los ciudadanos según mérito y no según crédito».

Matriz e Hidroaysén
Contrario a la energía nuclear se manifiesta el candidato del PRO no obstante, aclara su postura respecto del proyecto Hidroaysén: «No estoy contra la hidroelectricidad, con lo que no estoy de acuerdo es con el emplazamiento de Hidroaysén, creo que fue, es y será un error hacerlo en la Patagonia, existen otras cuencas más cerca de Santiago, más viables donde ya hay hidroeléctricas y podríamos haber hecho este mismo proyecto sin este conjunto de controversias sobre tendido eléctrico y las regiones que cruza».

Dice que se debe avanzar en una real eficiencia energética. «El ahorro energético de las mineras aportaría enormemente, estamos preparando una propuesta que apunta a que si vamos a avanzar por la idea del carbón, entonces, por cada nueva termoeléctrica se debe cerrar una antigua, buscar un camino de compensación».

Respecto de otro tipo de energías dijo que deberá resolver junto al partido ecologista aunque aclara que «no nos vamos a quedar en una inocencia política de decir todas contaminan. Vamos a ofrecer un camino que va a suponer ciertas rupturas en nuestra familia (aliados del PRO), porque claramente supone optar».

Su cercanía con Cristina Fernández
A pesar que reconoce su cercanía con la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, dice que no podría definirse «kirchnerista».

Y ejemplifica: «Fui diputado del Partido Socialista durante el gobierno de Michelle Bachelet y no me definiría bacheletista.Malamente me voy a definir kirchnerista».

De hecho, recalca que lo que es bueno para Argentina, no lo es para Chile. Pero si se trata de comparar el gobierno de Carlos Menem con el de Cristina Fernández, dice no perderse: «Prefiero este último».

Sostiene que se debe ser cauto a la hora de analizar las crisis sociales y políticas de los países vecinos. «Lo que está pasando allá (Argentina) es que ella tiene un problema de competitividad con la economía. Es una sociedad altamente sindicalizada y tienen otros desafíos. Por lo tanto, soy extremadamente cauto porque es demasiado fácil y de un plumazo dar un juicio sobre un país vecino». El candidato presidencial dice que «mis cercanías tienen que ver porque tengo una muy mala opinión de lo que hizo Carlos Menem, Gonzalo Sánchez de Losada en Bolivia y respecto de los binomios. Les parecerá primitivo, pero prefiero a Rafael Correa que a Abdalá Bucaram en Ecuador; prefiero a Hugo Chávez que a Pedro Carmona; a Luiz Lula da Silva que a Fernando Collor de Melo, para ponerlo de alguna manera».

Máxima prudencia en litigio en La Haya
A sólo días de los alegatos en La Corte de La Haya por la demanda marítima peruana, Enríquez-Ominami dice respaldar plenamente lo que ha hecho el gobierno de Piñera en la conducción del tema: «Critiqué severamente a Andrés Allamand cuando fue ministro de Defensa e hizo de La Haya un tema de gobierno y no de Estado».Asegura que esa oportunidad, pensó en pedir una sesión del Consejo de Seguridad Nacional. No obstante, valora el giro dado por el gobierno «para transformar esto en una política de Estado».

Sin embargo, es claro en señalar que «podría ser implacable con la diplomacia de la Concertación y de este gobierno para demostrar que terminamos en este escenario por un conjunto de razones, pero creo que hoy corresponde la máxima prudencia porque vienen días complejos para Chile».

Reconoce temer al nacionalismo. «Creo que hay mucho nacionalismo en Bolivia, en Perú y aquí también y no contribuyen en nada. Por lo tanto, hay que ser hiper prudente y doy mi respaldo total a lo que está haciendo el Presidente».

Consultado acerca de la demanda de mar de Bolivia, Enríquez-Ominami reivindica la postura adoptada hace algunas décadas por Augusto Pinochet, quien ofreció al país vecino un corredor de salida al mar.

«No me quedaré nunca por debajo de lo que hizo Pinochet quien fue un dictador cruel y lo dice un sobrino, hijo, nieto víctimas de la dictadura, pero debo reconocer que en eso tuvo una visión estratégica y me parece que no es aceptable que hayamos tenido presidentes y no líderes que hayan sido capaces de conducir esto, porque con una solución para Bolivia gana Chile también, gana el norte, ganan las PYME, hay un conjunto de oportunidades si hacemos ese gesto».
Su impresión en todo caso es que en Bolivia «existe un fuerte nacionalismo que no quiere ni mar ni soberanía, quiere que los chilenos pidamos perdón (…) pueden pasar 130 años más».