La energía y la materia oscura son los componentes más enigmáticos del universo. Son ese vasto todo que no vemos y que está más allá de nuestra realidad tangible. Estos componentes invisibles representan el 95% de la densidad total del Cosmos. Como es tal la densidad de estos componentes, lo que hacen ciertos teóricos astronómicos es construir modelos para explicar el universo considerando, solamente, esa parte misteriosa e invisible del universo; y prescindiendo en sus explicaciones del otro 5% de la materia llamada normal o bariónica, que somos nosotros.
La economía del presidente Milei en Argentina hace lo mismo. Celebraron hace pocos días, él, sus ministros y su fanaticada libertaria chilena que, en 2 meses de gestión, con sus drásticas medidas, habían logrado remontar el déficit histórico de la Argentina hasta un superávit, también histórico de 620millones de dólares. Al grito de “Viva la libertad, carajo”, celebraron el éxito de una teoría económica que descontó lo humano, expropiándolo.
En nombre de su teoría, el economista de la materia oscura recortó en salud, en educación y en jubilaciones. Recortó también los salarios, las asistencias a los comedores en los barrios populares, las subvenciones a los transportes y un largo etcétera, para poder hacer dos cosas; pagar los intereses de la deuda a los dueños del capital internacional, y poner el vuelto de eso bajo el colchón; el superávit.
En Astronomía descontar el Sol de las ecuaciones y teorías, funciona, porque el Sol no hará un paro porque no le alcanza para dar de comer a sus planetas o porque no está de acuerdo con la ley de gravedad. Pero en Economía la cosa es al revés, pues ahí se trata de poner en el centro a los humanos y su bienestar, porque sin ellos la economía es menos que una matemática.
Hay ciertos ecologismos que hacen lo mismo, y que se esfuerzan en convertir lo que era un humanismo en una suerte de fascismo ecológico ¿Es esta forma a-humana, por tanto, a-moral, de entender la economía también como una versión posmoderna del fascismo? Hace muchos años, el canal de la National Geographic daba una serie de documentales que trataba precisamente lo que está pasando en Argentina con los economistas de la materia oscura. Ahí simulaban lo que ocurriría con las grandes ciudades y con los monumentos de la historia si los humanos no existieran más. El resultado era siempre el mismo: en unos cuantos años sobrevenía el derrumbe, la destrucción, y el avance inexorable, sobre ellos, de la naturaleza. Argentina es hoy un laboratorio para el mundo en el que sus encargados se dedican a experimentar sobre qué pasaría si se calculara su economía, su cultura y su futuro, sin humanos.
Fuente: La Segunda