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Columna | Latinoamérica frente a la Inteligencia Artificial – por Marco Enríquez-Ominami

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El mundo se convulsiona. La sensación de emergencia, que alguna vez pensamos excepcional, se ha convertido en la norma: el cambio climático, la Inteligencia Artificial (IA) y su promesa de reemplazar gran parte del trabajo humano, las tensiones geopolíticas y el nuevo orden multipolar, una tercera Guerra Mundial en ciernes, un genocidio en desarrollo, los efectos de la pandemia y el envejecimiento, son algunas de esas convulsiones globales que no nos dejan concentrarnos en otras convulsiones. Las propias de Latinoamérica, y de Chile en específico, donde enfrentamos desafíos únicos que requieren de nosotros, la clase política, respuestas urgentes y contundentes.

Comencemos con esta: La irrupción de la IA no es una promesa lejana, es una realidad que ya transformó nuestras sociedades. Aunque esta tecnología aún presenta limitaciones y errores, ha generado un aumento significativo en el valor de las empresas tecnológicas, incrementos en la productividad laboral y una preocupante disminución de puestos de trabajo debido a la automatización. No se trata solo de empleos manuales o repetitivos; profesiones como contadores, abogados y programadores también están en el banquillo de los reemplazables.

Esto no es nuevo, el aumento de la productividad a partir de chorezas tecnológicas es viejo como el hilo negro, así como lo han sido las oleadas capitalistas que se mueven para desvalorizar el trabajo. Lo nuevo hoy, es el pie distinto en el que están paradas las regiones del mundo para surfear esta ola. Por ejemplo Europa, que cuenta con Estados de Bienestar y sindicatos fuertes, que se crearon precisamente para enfrentar las incertidumbres que provocaron en sus sociedades la mercantilización del trabajo y la revolución industrial; nosotros en cambio, en Latinoamérica y especialmente en Chile, con estados e instituciones débiles y economías desreguladas, no tenemos ni la puerta en la que se salvó Rose del hundimiento del Titanic para flotar con la esperanza de que alguien nos rescate.

¿Cómo van a amortiguar los efectos de la IA en Europa? Con buen Estado y un Mercado controlado y consciente de que tienen una misión social en todo esto: Actualizando políticas laborales, con políticas de educación continua, con políticas de apoyo al emprendimiento, con proyectos de asistencia a los trabajadores potencialmente amenazados
¿Cómo van a amortiguar los efectos de la IA en Europa? Con buen Estado y un Mercado controlado y consciente de que tienen una misión social en todo esto: Actualizando políticas laborales, con políticas de educación continua, con políticas de apoyo al emprendimiento, con proyectos de asistencia a los trabajadores potencialmente amenazados e incluso, como se está estudiando desde hace tiempo, con políticas que apuntan a la implementación de una renta básica universal. La misión social de chincol a Jote allá, es la construcción de medidas que garanticen una transición justa.

En Chile, donde el socialismo de Estado solo es para los ricos (quieren todo gratis), y donde vivir sin trabajar también es un privilegio de clase (no de los que hacen clase, por su puesto), los efectos de esta revolución tecnológica podrían exacerbar la desigualdad y la pobreza. La alta informalidad laboral de nuestra región y la falta de protección social, van a dejar a grandes masas de personas en riesgo de la exclusión definitiva del mercado laboral, incapaces de adaptarse al nuevo contexto. Masas que se sumarán a esas otras masas ya excluidas, desde antes.

¿Por qué nosotros no podemos hacer lo mismo? Somos, Latinoamérica, una región rica en recursos: petróleo, gas, tierras raras, agua y biodiversidad. Sin embargo, la expansión desregulada del mercado ha naturalizado que, en países con abundancia, la mayoría de la población viva en condiciones precarias, con bajos salarios y sin protección social; o que vivan bajo amenazas constantes de desestabilización. El modelo exportador y rentista ha demostrado ser impotente para lograr un desarrollo equitativo.

No podemos seguir apuntalando estos fenómenos con políticas públicas aisladas que no alcanzan a solucionar problemas estructurales. Es imperativo construir un modelo de desarrollo moral, político y económico, sostenido sobre un Estado protector que promueva el diálogo social y la participación activa de sindicatos, empresas, de la ciencia y de la sociedad civil en la formulación de políticas.

Necesitamos un Estado fuerte, pero no el Estado tradicional jerárquico y patriarcal, que baje líneas sin considerar la diversidad y las realidades locales. Debemos fortalecer las instituciones locales, como los municipios, que están más cerca de la gente y pueden responder de manera más efectiva
El mercado es una herramienta poderosa, pero debe servir a la sociedad, no dominarla. El capitalismo, sin regulación ni redistribución, solo profundiza las desigualdades. Necesitamos un Estado fuerte, pero no el Estado tradicional jerárquico y patriarcal, que baje líneas sin considerar la diversidad y las realidades locales. Debemos fortalecer las instituciones locales, como los municipios, que están más cerca de la gente y pueden responder de manera más efectiva a sus necesidades.

En resumen, Latinoamérica se encuentra en una encrucijada. Podemos optar por la inacción y enfrentar una distopía donde la tecnología profundiza las desigualdades, o podemos tomar medidas audaces para construir una utopía donde la IA y otros avances sirvan para mejorar la vida de todos. La elección es nuestra, y el momento de actuar es ahora.

Fuente: Interferencia