El cine político pierde espacio en el debate público, pero resurge con fuerza a través del documental, afirma el cineasta y político chileno.
En una conversación organizada por Nueva Revista y moderada por el periodista Alfonso Basallo, el cineasta y político Marco Enríquez-Ominami compartió reflexiones junto a la académica Lucía Tello sobre el estado actual del cine político. El encuentro —enmarcado en el Foro Nueva Revista y a partir del artículo “Tres motivos del cine político”— giró en torno a una inquietud común: ¿qué lugar ocupa hoy el cine político en la esfera pública?
Según Enríquez-Ominami, el cine político ha perdido capacidad de influencia directa en el debate público, en contraste con décadas anteriores. “El cine suele ser crítico con los autoritarismos, y sin embargo, salen elegidos políticos como Trump o Milei”, afirmó. Para él, las grandes producciones actuales —como las de Marvel— proyectan valores que reflejan una desafección hacia la democracia y el trabajo colectivo: “No trabajan, son individualistas, no valoran el Estado”.
No obstante, se mostró optimista ante el auge del documental político, al que calificó como una ventana potente para la creatividad crítica. A diferencia del pasado, donde el documental tenía escaso prestigio, hoy ha ganado espacio en las plataformas y en la atención del público: “Se filman más que nunca y con gran demanda”.
Lucía Tello, académica de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), coincidió en que el cine político atraviesa un momento de baja visibilidad, aunque matizó: “Todo cine es político”. Incluso en las películas aparentemente escapistas como Top Gun o los filmes de superhéroes, operan mensajes ideológicos sutiles pero potentes. Ambos panelistas destacaron que el documental ha demostrado tener impacto, citando casos históricos como Titicut Follies, que provocó cierres institucionales en EE. UU.
Enríquez-Ominami, además, abordó su propia experiencia como documentalista. En Chile, los héroes están fatigados (2002) retrató a los líderes de izquierda post dictadura. “No critico sus contradicciones”, dijo, “pero no puede pedirse aplauso por ellas”. También destacó sus trabajos posteriores como Al fondo a la izquierda, donde entrevista a figuras como Evo Morales y Rafael Correa, y anunció un nuevo documental sobre el lawfare, la persecución judicial con fines políticos.
En tiempos de redes sociales, algoritmos y sobreinformación, la conversación concluyó con una reflexión clave: el cine aún puede ser una herramienta poderosa para despertar conciencia, siempre que logre conectar con las emociones y verdades colectivas de la sociedad.
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