Por Marco Enríquez-Ominami
Martin Luther King en 1963, desde la cárcel de Birmingham escribió: Mi gran decepción son los blancos “moderados”, porque son ellos el escollo del Negro en su camino a la libertad. No son los del Ku Kux Klan, no son los del Consejo de Ciudadanos Blancos, son esos moderados quienes, más dedicados al “orden” que, a la justicia, prefieren la paz negativa, que es la ausencia de tensión, a la paz positiva, que es la presencia de justicia. Me he decepcionado de los moderados que dicen: comparto tu objetivo, pero no tus métodos. De los moderados que, paternalistamente, sienten que pueden armarle la agenda de libertad a los otros, y que constantemente le aconsejan al Negro que espere, que ya vendrá una temporada más conveniente para que proteste.
Hace un año, el nuevo Chile comenzó. Y lo hizo con estudiantes evadiendo el metro. Entonces, las élites políticas y académicas de la moderación, los y las trataron de violentos, de fascistas, de delincuentes. Pero cuando Chile entero se movilizó, con el pecho henchido y con una foto en twitter, se felicitaron por el despertar de su patria.
Hoy, los y las chilenas se vuelven a movilizar, y de nuevo, esas élites de la moderación, les vuelven a tratar de violentos, de fascistas, de radicales. Que no es la forma, que no es el tiempo. Que queremos los mismo, pero con otros métodos. Que no entienden. Que hay vías institucionales. Que ya firmamos un acuerdo que nos representa -no a ustedes, pero sí a nosotros- así que, qué más quieren. Porque, cuál es el afán de esa gente por hacer peligrar lo que ya hemos conseguido.
Los moderados se apuran en firmar acuerdos, en pactar con un gobierno que viola los derechos humanos, para dar más herramientas para que esa violación se legitime y profundice, pero, cuando la ciudadanía protesta por sus derechos, declaman, de nuevo, que no en la forma. Porque mientras del fondo sacan réditos, a la forma la criminalizan.
Pero la protesta es un derecho humano, y también lo es resistirse a la opresión de las instituciones cuando estas han devenido en ilegítimas. Ayer, vimos gente protestar, pero también, de nuevo, vimos gente pidiendo “cuidar el plebiscito”, porque, “no es la forma”. Vimos a nuestra policía reprimiendo criminalmente a esos manifestantes, y a diputados de la derecha, como el Sr. Alessandri, justificando esa barbarie policial porque, según él, la violencia del Estado siempre es legítima. Pero Carabineros ha perdido su legitimidad, y hoy, precisamente, lo que la ciudadanía exige observar críticamente, es el sentido del Estado de Derecho y de la fuerza que respalda su coacción. Por eso vivimos un proceso constituyente.
Ahora bien, y que no se me confunda: Siempre condenaré la violencia. Pero, siempre defenderé antes y con más fuerza, el derecho de la gente a vivir en dignidad, en democracia, y a protestar y a defenderse cuando el Estado viola sus derechos. Porque primero va la ética y después el ser, es que invito también a la izquierda, a sus movimientos y fuerzas políticas, a reconocer y a unirse, no solamente en la denuncia a las violaciones de los derechos humanos que está realizando, sistemáticamente, el Gobierno. Sino que también, en la defensa de la ciudadanía en su derecho a protestar. Dejemos de poner palos en las ruedas a los movimientos sociales.
Fuente: Nodal