Señor director:
Comparto plenamente lo dicho por Marco Enríquez-Ominami en su entrevista a La Tercera, sobre la vinculación diplomática chilena-boliviana y su proyección. Hace 15 años he manifestado públicamente mi opinión respecto de lo que debiera ser la política exterior bilateral-vecinal de ambos países.
A través de la historia, nuestra política exterior ha sido más reactiva que proactiva y el mejor ejemplo es Bolivia: la Guerra del Pacífico terminó hace 130 años, hace 36 fracasó el Acuerdo de Charaña y aún no tenemos relaciones diplomáticas. La autocrítica nos obliga a cuestionarnos sobre las causas de esta incomprensible situación.
Comprendo la posición jurídica-histórica de Chile, pero no la comparto. La intangibilidad de los tratados es una base esencial del Derecho Internacional, pero en este caso debemos entender que la solución es más política que jurídica.
Si seguimos esta táctica, respetando el principio de que la política exterior es de Estado, lograremos una solución equitativa, y el apoyo y comprensión de la comunidad internacional y regional. La solución política es posible volviendo al espíritu de Charaña (incorporando a la negociación al Perú), para negociar con Bolivia una salida soberana al Pacífico por el norte de Arica.
Extiendo mis felicitaciones a Enríquez-Ominami por sus palabras y destaco que las autoridades públicas y privadas de ambos países deberán agotar sus esfuerzos para terminar esta situación inconveniente para ambas naciones, e incomprensible para la comunidad internacional.
Eduardo Rodríguez Guarachi
Embajador y académico U. Diego Portales