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Débil Legislación Forestal

drivas

Danilo Isla Rivas
El sector forestal ha crecido de manera considerable en las últimas décadas, debido principalmente, a la demanda exterior de celulosa y a condiciones favorables de ayuda fiscal en la etapa de plantación y manejo de los monocultivos por parte del Estado de Chile. Estadísticas del INFOR señalan que el sector forestal es la segunda fuerza exportadora del país, alcanza un 8% de las exportaciones, representa un 2,6% del PIB y genera un 4% de empleos directos e indirectos.

 

El Estado de Chile ha fomentado por 40 años el crecimiento de la industria a través del Decreto Ley 701 eximiendo de impuesto territorial a los predios y bonificando en un 75% el valor de forestación de una plantación.

Chile se declara país forestal y no posee un organismo fiscalizador público que sea garante de administrar la política forestal, más bien existe una corporación privada (CONAF) que se financia con recursos públicos para fiscalizar, en gran medida, negocios de privados. Esta figura, permite cuestionar el grado de autonomía de su competencia. La débil legislación forestal, sumada a la carencia de un servicio fiscalizador que integre un control de crisis, en coordinación con Onemi y Sernageomin, ha dado pie a externalidades negativas importantes, sobre todo, en el primer eslabón de la industria forestal.

Externalidades que se manifiestan en la escasez hídrica en zonas donde se establecen las plantaciones de monocultivos forestales, contribuyendo a la sequía de los valles y las comunidades, la escasa fiscalización de corta fuegos hacia caminos y reservas nacionales, el débil control a plagas, la forestación en cercanías a cursos de agua, la tala rasa y el uso indiscriminado de químicos en la etapa de manejo, son componentes que detonan daño ambiental y que ponen en riesgo la vida humana y la biodiversidad. Todo lo anterior sumado a la gran concentración de gases de efecto invernadero producto de incendios forestales que desde julio de 2014 a marzo de 2015 suman 4.300, destruyendo flora y fauna en 90.000 hectáreas desde la región de Coquimbo al sur.

Fuente: Diario Estrategia