El líder del PRO y ex abanderado presidencial Marco Enríquez-Ominami asegura que desde sus tiempos de diputado por el Partido Socialista ya mantenía reparos frente a la Ley Antiterrorista, la que no duda en calificar como una “mala ley”.
Una convicción similar que muestra en rotular como “terrorismo” el bombazo en la Estación Escuela Militar de hace algunos días, lo mismo en su llamado a reformular el sistema de inteligencia del Estado.
Con todo, Enríquez-Ominami hace una salvedad: la institución de los “agentes encubiertos” es una materia de la que se deben tomar resguardos, a fin de que no se convierta en una temible “policía política”.
El bombazo en Escuela Militar, ¿califica como terrorismo?
Hay que reconocer que esto es un acto terrorista. Reconocer que tenemos un déficit de inteligencia como Estado. Y como centroizquierda, no tenemos que atraparnos en miedos atávicos del pasado; hay que integrar la inteligencia de las Fuerzas Armadas, de la PDI y de Carabineros, bajo un mando civil coordinado, sin afectar el estado de derecho.
La discusión gira en torno a la necesidad de contar con agentes encubiertos…
Lo que hay que evitar es la policía política. De los agentes encubiertos a la policía política hay un paso, de servicios de inteligencia a policía política hay un milímetro. Sistemas de fuerzas que terminan siendo los peores abusadores, transgrediendo el estado de derecho. La frontera es muy frágil. A mí me parece importantísimo que el Estado tenga todas las herramientas, pero con un límite. Al final, las garantías de las libertades del individuo no pueden estar afectadas en nombre del terrorismo. En Francia se está discutiendo modificaciones a la Ley Antiterrorista, donde las escuchas telefónicas terminaron siendo utilizadas contra los mismos políticos. ¿Cuál es el límite? El mal uso es muy complicado. Lo que ha pasado muchas veces es que para combatir el terrorismo se han creado mecanismos propios del terrorismo. Eso no puede pasar.
¿Está de acuerdo en que la ANI cuente con agentes encubiertos?
Estoy de acuerdo con que la ANI tenga muchas más atribuciones, más responsabilidades y presupuesto, y que las Fuerzas Armadas, Carabineros y la PDI pongan a disposición sus servicios de inteligencia, también bajo un mando civil, por supuesto.
Dentro de esas facultades, ¿debería la ANI contar con agentes encubiertos?
Sobre el detalle no me voy a pronunciar, porque no conozco el proyecto. Todavía no tengo los detalles.
El ministro Peñailillo ya adelantó que el proyecto que reformula la ANI contará con agentes encubiertos.
Hay que saber los plazos, con cuántos efectivos, al mando de quién, con qué resguardos, formados por quién. Tenemos una cantidad de preguntas. Si se hace respondiendo todas esas preguntas, yo podría responder. Pero ahora sólo conocemos una cuña en la prensa.
Hay que crear nuevas funciones, crear fiscales especialistas en terrorismo, es muy importante. Al mismo tiempo que se pide especializar a las fiscalías, lo mismo pido yo para las policías.
¿Comparte las aprensiones del PC, de que esto se podría prestar para excesos?
Tengo los mismos reparos. Al mismo tiempo, no me pierdo y lo digo con toda la fuerza: llamo a mi sector, la centroizquierda, a no reaccionar con miedos que son atávicos. Hay que superar esos miedos y reconocer que la democracia necesita un sistema de inteligencia reforzado, financiado y, al mismo tiempo, no puede ser que, dado el impacto, uno termine dando soluciones peor que la enfermedad. Bush llamó a combatir el terrorismo y terminó acusado de hacer cosas gravísimas en el mundo. Somos más cautos que Piñera, que todo lo rotulaba como terrorismo, como lo hizo durante cuatro años. Mira la diferencia entre las bombas de ruido, durante el gobierno de Piñera, y lo que vivimos ese día en Metro Escuela Militar.
¿Coincide con que en el caso bombas hubo montaje, tal como acusó la oposición de entonces al ex Presidente Piñera?
Quedó en evidencia la política de desprecio del gobierno anterior hacia las instituciones. Lo que era propio de un problema judicial, terminó en un gallito entre Piñera y la justicia chilena. Fue profundamente irresponsable en materia de seguridad y trató de lucrar con que se acaba la fiesta de los delincuentes, lo que no ocurrió. De ahí en adelante, todo el caso bombas estaba teñido.
Entonces, ¿hay que hacer modificaciones a la Ley Antiterrorista?
Lo propuse como diputado y lo sigo creyendo. Uno: esa es una ley ilegítima y, además, una mala ley, imprecisa e ineficaz. Sí necesitamos una Ley Antiterrorista, un jefe de Estado necesita herramientas para combatir el terrorismo y se requiere una nueva ley. A mí me parece bien lo que ha hecho el gobierno dentro de lo difícil; reaccionar rápidamente, invocar una Ley Antiterrorista, por mediocre que sea, para dar una señal inequívoca de que no hay espacio para el terror. Al mismo tiempo, me habría gustado ver a los ministros salir al día siguiente tomando el Metro, dando una señal, como pasó en Atocha, Madrid. Cuando ocurren estos hechos, los gobiernos dan señales imponentes de confianza. Lo simbólico también hace lo sustantivo.
Fuente: Diario La Tercera