En los últimos días se desarrollaron dos importantes cumbres en Latinoamérica. Primero, la 8va Cumbre de UNASUR en Guayaquil y Quito, que dejó varias tareas para los gobiernos sudamericanos.
La definición de las agendas política, social y económica, centradas en la profundización de la democracia, la disminución de las desigualdades y la valorización de los productos originados en nuestra región, respectivamente, constituye un paso crucial para el impulso que le debe dar el recién instalado Secretario General Ernesto Samper a la consolidación de este organismo.
Por lo pronto, con la llegada de Samper y la inauguración de su sede en Quito, UNASUR parece establecer definitivamente las bases de la anhelada integración regional institucionalizada. Para ello, en todo caso, la colaboración de cada gobierno resulta fundamental. Si bien la Presidenta Bachelet no estuvo presente en Quito, su participación en Guayaquil constituye un paso en la dirección correcta en materia regional. Chile no puede restarse de este desafío.
Junto con la ratificación de América del Sur como zona de paz, colaborando, por ejemplo, en los diálogos entre el gobierno colombiano y las FARC, y la creación del Consejo de Defensa Suramericano en el seno de UNASUR, hemos conocido la propuesta reciente de creación de un Pasaporte Sudamericano que permita la libre circulación de casi 400 millones de habitantes. Ello podría conducir, además, a la automática posibilidad de trabajar libre y legalmente en cada uno de nuestros países, transformándose en una efectiva herramienta integracionista en materia de movilidad humana.
Resulta evidente que una propuesta de esta naturaleza enfrentará diversas dificultades políticas y legislativas, sin embargo apunta en la dirección correcta en materia de derechos humanos e incluso de productividad económica, posibilitando la movilidad, ya no sólo de capitales financieros, sino de talento académico, cultural y experiencia laboral, entre otros. De esta forma, UNASUR se direcciona correctamente “empujando los límites” de las políticas existentes en Sudamérica.
Finalmente, esta semana se desarrolló en Veracruz, México, la XXIV Cumbre Iberoamericana, que giró en torno a la educación, la innovación y la cultura como conceptos centrales. Coincidentemente con lo planteado en la cumbre de UNASUR, en Veracruz también se alcanzó un acuerdo orientado a facilitar la movilidad de estudiantes, docentes y jóvenes talentos en el espacio Iberoamericano.
Como se aprecia, mientras los foros multilaterales avanzan decididamente en materia de movilidad, se abre para Chile la posibilidad de liderar los esfuerzos por generar normativas acordes a los desafíos planteados internacionalmente, ofreciendo en el plano interno a los ciudadanos sudamericanos igualdad de derechos sociales y laborales que hagan realidad los esfuerzos integracionistas de UNASUR y la Organización de Estados Iberoamericanos.
Marco Enríquez-Ominami
Presidente Fundación Progresa, Fundador y Líder del Pro
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