Marco Enríquez-Ominami (Santiago de Chile, 1973), político y cineasta franco chileno, es el fundador del denominado Grupo de Puebla, que acaba de cumplir su primer año de vida con el objetivo de «articular en Latinoamérica a los líderes progresistas con vocación de cambio y acción política».
Durante este periodo ha aglutinado a un nutrido grupo ex presidentes, ex cancilleres y destacados políticos latinoamericanos, entre los que se encuentran, por citar sólo algunos ejemplos, el mandatario argentino Alberto Fernández o el ex presidente boliviano Evo Morales.
En declaraciones a EL MUNDO, Enríquez-Ominami recuerda que «el Grupo de Puebla es un grupo de mujeres y hombres progresistas de 14 países que se representan a sí mismos y no a partidos ni a instituciones». «Todos tienen cicatrices y conjugan dos verbos: pensar y coordinar», precisa. «No sólo es un grupo de pensamiento sino de acción», añade. De ahí que esta organización disponga de «un brazo jurídico, legislativo y académico, para lo que ha creado un centro de pensamiento».
«En total, el Grupo de Puebla reúne a 100 líderes de 16 países», expone este ex miembro del Partido Socialista, formalmente retirado de la política activa en la que optó a la presidencia chilena tres veces en ocho años. Siendo, además, el candidato más joven con 35 años y el más votado como independiente.
Durante el primer año de vida de la organización, su creador destaca que «ha llevado a cabo seis encuentros continentales con enorme impacto, a los que ha asistido el presidente argentino Alberto Fernández, que es uno de sus fundadores». Pero también «en el ámbito de la acción fuimos parte del rescate del ex presidente de Bolivia Evo Morales» durante lo que tilda de «golpe militar» en el país para apartarlo del Gobierno.
El político chileno resalta que el Grupo de Puebla «ha actuado jurídicamente en el caso de Ecuador, ha promovido el debate de derechos humanos en Chile y ha mantenido un diálogo muy importante entre los líderes de México y Argentina«. A su vez, pone en valor su labor para «terminar con las sanciones de Cuba y Venezuela» y ayudar a solventar de una vez por todas «la deuda de Argentina a nivel mundial».
A medio plazo, Enríquez-Onamami se marca como objetivo inmediato desde la organización que pilota, «participar en la construcción imaginativa y creativa para proteger a nuestros pueblos durante y después de la pandemia para que haya un acceso a la vacuna de forma universal y se restablezca el diálogo en el Caribe que se destruyó con los gobiernos conservadores». En definitiva, para «ayudar a promover la paz en el continente americano».
«El Grupo de Puebla vino a complementar el debate político y ha crecido mucho porque no pretende sustituirlo. En el Grupo hay líderes de gobierno y oposición que no están jubilados», asevera.
EL PROBLEMA ECONÓMICO TRAS LA PANDEMIA
Enríquez-Onamami analiza la complicada situación económica y advierte que «si se va a contraer cuatro puntos a nivel mundial, en América Latina lo hará un 9,1». «Vamos a llegar al 37% de pobreza y asistiremos a problemas inéditos», avanza.
«América Latina perdió el protagonismo que había tenido, en el comercio interregional, las cadenas de valor… Es muy difícil lo que viene y hay que asumir que América Latina ya había retrocedido en desigualdad y competitividad con la derecha al poder».
«Este virus clasista y letal requiere liderazgos creíbles y una estructura social. Países como Brasil, Chile o Perú están arrasados por el virus. El paquete fiscal y público requieren una respuesta muy gruesa», afirma.
«El acuerdo económico europeo arroja algo de luz», arguye Enríquez-Ominami. «Lo que pasa en Europa, hay que multiplicarlo por dos o por diez en América Latina. Va a bajar el turismo el 35% y para países como México o República Dominicana el turismo es esencial».
«Además, vamos a tener un aumento de la economía sumergida. Ya se fueron 100.000 millones de dólares de inversión extranjera, por lo que la situación va a requerir un esfuerzo fiscal enorme en América Latina». Asimismo, destaca la gravedad de la situación de Argentina, «que tiene una deuda impagable». «Hay economías que tienen que pagar un 1% de su PIB sólo para pagar los intereses de la deuda».
«LA CAÍDA DE BRASIL ARRASTRA A TODA AMÉRICA LATINA»
Para Enríquez-Onamami, «Brasil» constituye una piedra angular que va a determinar la evolución política y económica durante los próximos años. «Brasil explica América Latina en muchos aspectos y la caída de Brasil arrastra a toda América Latina. Ya venía muy mal en todos los parámetros, pero si le agregas el virus con confinamiento, distancia social, contagio y muerte, nos encontramos con una tormenta perfecta». «La caída de Brasil tiene, además, consecuencias muy graves para el comercio interregional, no es ninguna broma».
«A su vez, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Chile, están en dificultades institucionales y el problema se agrava con gobiernos de ultraderecha en Colombia o Paraguay y Panamá, que no sabe lo que quiere hacer en política exterior…».
El creador del Grupo de Puebla se muestra, además, muy crítico con la posición de Europa ante la crisis latinoamericana. «Yo soy mitad francés, porque fui exiliado en París y me duele mucho que Europa no entienda a América Latina».
«Pensar que Sebastián Piñera, Mauricio Macri o Iván Duque sean tus interlocutores es no entender nada. El error más reciente se ha cometido con Evo Morales, con quien nunca hubo un entendimiento. El retroceso en América Latina es también un problema para los que entendemos estos valores».
«NO HUBO FRAUDE EN BOLIVIA»
Este conocido político chileno aborda en detalle la situación de Bolivia y realiza una defensa cerrada del ex presidente Evo Morales, que tuvo que abandonar el país acusado de perpetrar una fraude electoral y al que la Fiscalía del país acusa ahora de terrorismo. «Morales es un presidente en ejercicio, académicos norteamericanos tomaron las bases de datos y demostraron que el informe sobre el fraude era un fraude».
«Las elecciones anteriores bolivianas demostraron que el voto rural favorecía al MAS. Es muy grave lo que hizo la OEA (Organización de los Estados Americanos). No hubo fraude en Bolivia, lo dice el ‘New York Times’, lo dice el ‘Washington Post’ y los investigadores de las mejores universidades americanas».
En palabras de Enríquez-Onamami, los representantes de la OEA «hicieron de una muestra aleatoria una certeza». «Encontraron 200 actas con problemas, escritas a mano. ¡Pues claro! En los pueblos la mecánica es muy rudimentaria». «Las cartas de la OEA son delirantes, lo cual no exime del legítimo debate sobre el cuarto mandato de Morales, que, sin embargo, ha sufrido un golpe militar en su tercer mandato».
El creador del Grupo de Puebla subraya que «Morales provocó el mayor crecimiento de la historia de Bolivia, siendo el país que más creció del continente». En cuanto a los próximos comicios que se van a celebrar en el país, indica que el candidato del MAS será «el ex ministro de Economía, Luis Arce, que ganará holgadamente a la presidenta de facto, Jeanine Áñez, a la que califico de dictadora».
En lo que respecta a la posibilidad de que Morales regrese a Bolivia, explica que «ahora mismo no existen unas mínimas condiciones». «Se está torciendo la ley para perjudicar a líderes políticos, es un caso claro de ‘lawfare’», agrega.
VENEZUELA, UNA SITUACIÓN «MUY COMPLEJA»
Otro de los episodios sobre los que se pronuncia Enríquez-Onamami es el de Venezuela, donde «la situación es muy compleja, con sanciones improductivas y que no logran normalidad ni estabilidad». «Pero es que tampoco fortalecen a la oposición, porque Juan Guaidó está más débil», asevera.
«Los que amamos Europa, a mí me salvó Francia de la muerte, llama la atención que no haya tenido autoridad en el tema de Venezuela», critica. Al mismo tiempo se niega a reconocer a Guaidó como presidente legítimo y niega que el Gobierno de Maduro sea una dictadura. «El presidente de Venezuela es el que eligieron los venezolanos un domingo de mayo. Cuando España tiene un problema con sus ciudadanos en Venezuela, llama a Maduro, no a Guaidó. Los problemas se resuelven entre gobiernos, no entre opositores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) llama a Maduro, no a Guaidó».
«Europa debe transparentar que realmente su agenda es económica, no política. Por eso da prioridad a Venezuela y silencia la situación de otros países. Maduro nos parece que tiene una democracia en problemas y quien quiera negar que tiene problemas institucionales, comete un error. Pero el presidente legítimo es Maduro», apunta mientras aclara que realiza esta reflexión a título particular y no en nombre del Grupo de Puebla.
En un momento en el que EEUU ya ha puesto precio a la cabeza del presidente Nicolás Maduro y sus principales lugartenientes, Enríquez-Onamami censura la posibilidad de una «intervención extranjera» en el país.
«Nunca hemos propuesto incursiones extranjeras en Bolivia, por citar otro ejemplo. Hay un gobierno de ‘facto’ y no pedimos sanciones ni una intervención extranjera. Lo que pedimos es que se restablezca el Estado de Derecho, no que entre un grupo de mercenarios».
Eso sí, advierte «un cambio en la diplomacia norteamericana» con respecto a Venezuela. «Tengo esperanzas de que se produzca un diálogo productivo. A EEUU le conviene una América Latina cohesionada y dialogante, veo pequeños síntomas de querer conversar».
Eso sí, asegura que es realista, y «no aspira a que nadie se retracte de nada». «Simplemente hay que ser productivo», apostilla.
Fuente: El Mundo