El chileno se identifica como un político de ruptura; impulsaría la figura de primer ministro y daría al mercado una nueva normatividad.
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de octubre.- “A mí me han dicho de todo: metrosexual, díscolo, Omimami, mecha e’ clavo, arrogante, arribista, cara e’ sobaco (…) vocero y mariguanero” , dijo el comediante Stefan Kramer, imitador del joven ex candidato a la Presidencia de Chile, Marco Enríquez Ominami, en la popular emisión nocturna que disparó el rating de Chile TeVe durante la última campaña presidencial de ese país.
Las carcajadas que noche a noche arrancó el programa de Kramer se tradujeron, en los hechos, en una de las estrategias más serias que le permitieron alcanzar, contra todo pronóstico, 20.14 por ciento de la votación en los comicios que llevaron a Sebastián Piñera a la Presidencia de Chile el 17 de enero de 2010 con 51.61 por ciento de los votos, en la segunda vuelta.
Enríquez Ominami, quien se identifica como un político de ruptura para cambiar las reglas del estado, para impulsar un semipresidencialismo con la figura de primer ministro o para dar al mercado una normatividad distinta a la ley del más fuerte, platicó con Excélsior sobre el poder definitivo de la televisión como herramienta política esencial.
“El marketing político es fundamental, no hay nada más ideológico que la publicidad. Hay que tenerle mucho respeto a la comunicación”, dijo en su reciente visita a México para participar en las actividades de la Fundación Ethos como miembro del consejo asesor junto al historiador mexicano Enrique Krause, el editor de Foreign Affairs Moisés Naim y del ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga Ramírez, entre otros.
A sus 38 años se ha dado el tiempo de ganar premios internacionales con el documental “Los Héroes están fatigados” coproducido por el canal franco-alemán ARTE ; de hacer marketing político para la campaña que llevó a Ricardo Lagos a la presidencia de su país y de presidir la Fundación Chile Medios.
“Las herramientas de comunicación se han ido sofisticando. Como decía alguien, son un perfume que hay que oler pero no tomarse y un político debe de saber comunicar. Eso es imperativo en un mundo moderno y se concreta en la percepción, en las redes sociales, es fundamental”, dijo.
Educado en Francia que le brindó asilo a él y a su madre, la periodista Manuela Gumucio, a la caída del régimen socialista de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, que llevó a la muerte a su famoso padre Miguel Enríquez, que se enfrentó con las armas a los golpistas de Augusto Pinochet, Ominami, no es el tipo de político que necesite de asesores para que le escriban sus discursos.
“La legitimidad de un proceso no está solamente en la fuerza. Estados Unidos tenía la fuerza pero no los votos, los votos no los tenían los golpistas; lo relevante fue que los adultos votaron por Allende, que era un Estado de derecho, y que la elección la ganó Allende”, agregó.
A diferencia de su padre biológico que murió en combate, Enríquez Ominami arriesga el cálculo político y asume el costo de las críticas por haber dado su apoyo para la segunda vuelta electoral al democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle, detestado por los allendistas,cuando las encuestas le daban el 49.1 por ciento de las preferencias frente al 50.9 por ciento para Piñera.
“Explicó que su decisión la tomó por tener diferencias abismales con la derecha”, informó en diciembre de 2009 Chilevisión.
A dos años de distancia, Enríquez Ominami comenta que los chilenos se acaban de dar cuenta que la elección de Piñera fue un malentendido y de que hay que cambiar las reglas.
“Piñera es la continuidad, pero en peor. Hace poco dijo que la educación ¡es un bien de consumo! Hasta escribió sobre eso, luego los estudiantes salieron a la calle y van a perder el año escolar. Van a tener que empujar al límite las barreras o recordar la consigna del 68: ‘Seamos realistas, pidamos lo imposible’ ”, lamentó.
Tienen que cambiar las reglas porque en Chile no hay una universidad pública y gratuita, ni una que figure entre las 200 mejores del mundo.
“Sólo había la fantasía de que el modelo educativo estaba funcionando por la vía del crédito bancario que endeudó a los estudiantes a niveles totalmente abusivos. Entonces, o Piñera asume que es un hombre de minoría y escucha, o trata de sobrevivir. Creo que está votando a lo segundo”, dijo.
De cara a su propio futuro político, el de Chile y de la región, Enríquez Ominami reiteró: Hay que cambiar las reglas.
“Las monarquías presidenciales en América Latina han sido un desastre. Seguimos siendo grandes exportadores de materias primas. Chile vende salmón, madera o cobre, o al revés: cobre, salmón y madera. Hay que cambiar las reglas”, subrayó.
Para Enriquez Ominami la partidocracia de Chile es lamentable porque tiene grandes barreras de entrada que él trató de cambiar en los pasados comicios.
En su opinión, hace falta un movimiento que se presente a la elección, no solamente en la calle.
“El sistema es hostil, muy hostil”, fue una de las frases que su imitador, el comediante Kramer, repitió incesantemente en su popular programa de televisión.
Fuente: excelsior.com.mx