El jueves pasado, antes de partir a Washington y Nueva York a realizar charlas sobre temas económicos en el Council of the Americas, Marco Enríquez-Ominami ya tenía el diseño de buena parte de su campaña a primera vuelta. En carpeta tiene una serie de actividades en terreno que desplegará a partir de hoy, cuando comience la recta final de la contienda presidencial y visite un colegio que terminó con el sistema de copago.
Enríquez-Ominami arrendará a partir de mediados de julio un avión para desplazarse con su equipo. Se trata de un esquema que estrenó en 2009 y que le permite ir a más lugares, a menor costo. El martes irá a las regiones II y IV, y el domingo realizará un acto en su sede.
Los planes inmediatos se cruzan con los de mediano plazo, como la salida de TVN de su esposa Karen Doggenweiller antes del 17 de agosto. El tema ha sido conversado en el canal, donde tendrá permiso sin goce de sueldo. Ese mismo mes lanzará tres libros, uno de los cuales aborda la tesis del “cambio”. Se trata de uno de los ejes que marcará la campaña del líder del PRO.
El cambio
Enríquez-Ominami ha sostenido diversos encuentros con publicistas brasileños y franceses durante el proceso de primarias. Hoy, de hecho, está contemplada la llegada al país del francés Jaques Seguelá, quien asesoró a mandatarios como Francois Mitterand y Václav Havel, y colaboró en la campaña de Ricardo Lagos.
Enríquez-Ominami y Seguelá han compartido ideas de campaña desde 2012. Una de ellas apunta a la forma en que enfrentará a Michelle Bachelet, luego de que en 2009 criticara con dureza a Eduardo Frei y apostara a desbordarlo por la izquierda. Los primeros análisis apuntaron a no confrontar a la ex Presidenta y evitar un efecto “boomerang”, a raíz de su apoyo en las encuestas.
El desembarco de Bachelet en Chile supuso un cambio en la estrategia que para entonces estrenaba el líder del PRO, quien intentaba posicionarse como una figura con experiencia, capaz de dar gobernabilidad, luego del corte rupturista que tuvo su campaña en 2009. La candidata regresó desde Nueva York cubriendo su flanco izquierdo, para luego de las elecciones primarias de ayer penetrar en el centro.
En las conversaciones con Seguelá, el candidato ha abordado la necesidad de poner el énfasis entre lo “nuevo” y lo “antiguo”, el “cambio” y la “continuidad”, frente a Bachelet. En su entorno creen que la ex Presidenta abrirá flancos en su viraje al centro y la inclusión de la DC al comando, tras las altas expectativas que -estiman- ha generado al lanzar propuestas como la educación gratuita y la reforma a la Constitución.
En este panorama, marcado por la apuesta del PRO por un posible “descontento” del mundo de izquierda con Bachelet, el comando de Enríquez-Ominami contempla ahondar las críticas a la candidata en forma progresiva: sus cálculos pasan porque el ex diputado tiene espacios para crecer en varios sectores, incluido los más reformistas, que serán flanqueados por el PC en el caso de la ex mandataria.
A las conversaciones con Seguelá se han sumado encuentros con los publicistas ligados al Partido de los Trabajadores de Brasil (PT), Luis Favres y Valdemir Flavio Garrete, quienes participaron en el triunfo electoral de Ollanta Humala de 2011. Enríquez-Ominami no cerró un contrato con los expertos, aunque sigue en conversaciones con Duda Mendoca, quien asesoró la primera campaña de Lula.-
El líder del PRO está consciente que ya no es la “novedad”, como en 2009. Pero en su entorno también estiman que la presencia de otros candidatos “chicos”, como Alfredo Sfeir y Marcel Claude, lo favorecerá, al instalarlo -por contraste- como una figura capaz de dar “gobernabilidad”. Un caso distinto es el de Franco Parisi, cuya candidatura ha seguido de cerca Enríquez-Ominami: los cálculos de su comando apuntan a que está penetrando en el electorado de centroderecha afín a la fallida candidatura de Laurence Golborne y que podría llegar a convertirse en un factor en la campaña .
Fuente: La Tercera