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Entrevista La Tercera: “El problema no es Bachelet, sino quienes la acompañan”

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El candidato del PRO dice que “no se va a pelear” con la ex presidenta, critica a los sectores “conservadores” de la oposición y menciona temas que no está dispuesto a ceder -como una asamblea constituyente- para un acuerdo con la Concertación.
por Juan Cristóbal Villalobos

 

«Conozco a Michelle Bachelet y a su madre, tengo buena opinión de ambas. Con Angela Jeria tengo diferencias; ella creía que Eduardo Frei era el futuro y no yo. Después de la presidencial, me he topado varias veces con ella en la casa de mi abuela. Tengo la costumbre de que las amigas de mi abuela son mis amigas también. Cada vez que la veo, la saludo de beso, como siempre saludo a las amigas de mi abuela”, dice Marco Enríquez-Ominami, aludiendo a la antigua relación que su abuela Edith Pascual, madre del ex senador PS Carlos Ominami, tiene con la madre de la ex mandataria. Con humor, Enríquez-Ominami deja entrever que en su segunda apuesta presidencial dejará de lado el duro tono con que se enfrentó al entonces candidato Eduardo Frei. “Estoy convencido de que Bachelet rechaza a los fácticos y, al igual que muchos chilenos, yo le tengo gran simpatía. Pero esto no se trata de quién va más arriba en las encuestas, sino de convicciones. Hoy se requiere un nuevo presidente para un nuevo Chile y mi adversario no es Bachelet, sino que el gobierno de Piñera”, asegura.

¿Cómo evalúa la administración de la ex presidenta?

Se hicieron cosas, pero no se produjeron cambios sustantivos. Durante su gobierno se aumentó el bloqueo a nuestra democracia.

Cuando Bachelet era candidata el 2005, usted dijo que ella era “menos de lo mismo”. ¿Todavía piensa eso?

Yo no me voy a pelear con la ex presidenta. El problema no es ella, sino quienes la acompañan. Ellos son los defensores del bloqueo. Siempre sentí que Bachelet estaba de acuerdo con mis posturas, pero que la presión de los duros como Escalona y de los neoliberales se terminaba imponiendo.

¿Teme pelearse con ella por su apoyo en las encuestas?

¡Pero si no es candidata! Por eso es que sería de locos enfrentarme con ella. ¿Me peleo con Bill Clinton también? El propio Papa renunció y dijo que no es bueno eternizarse en los cargos.

¿Es más difícil enfrentar a Michelle Bachelet que a Eduardo Frei?

Esa pregunta no es válida porque no sabemos si se presentará. Mi candidatura hoy está más validada y es más fuerte que el 2009. En esa ocasión, un grupo de cuatro diputados partimos con esta candidatura presidencial, sin partido ni dinero, y con un sistema con voto obligatorio y compitiendo contra un duopolio mucho menos debilitado de lo que está ahora. En ese contexto, sacamos el 20%. Hoy tenemos un partido, una fundación, hemos recorrido el país, y contamos con alcaldes y concejales. Además, tenemos voto voluntario y cientos de manifestantes furiosos que coinciden con nuestros planteamientos.

Pero usted ya no es la novedad.

Esa es una pregunta muy insuficiente: ¿Lula era novedad? ¿Piñera o Chávez lo fueron? Nuestra fortaleza nunca ha sido ser novedad, sino que nuestra convicción.

¿Contra quién compite hoy?

Mi adversario es el duopolio. Lo único claro hoy es que los candidatos de la Concertación son Andrés Velasco, un ex ministro de Hacienda que acusa de corrupta a una coalición que quiere representar; Claudio Orrego, que impulsa una agenda conservadora en temas de derechos civiles; y José Antonio Gómez, un radical. Cuando Bachelet sea candidata, veremos quiénes la acompañan y cómo y para qué se presenta.

En la derecha tenemos a dos representantes del conservadurismo, lo que es impactante, porque antes ambos se autodefinían como liberales. Lo mismo sucedió con Sebastián Piñera, y eso es uno de sus grandes fracasos. El Presidente se presentó en su campaña como un gran libertario, incluyendo a un homosexual en su franja, pero una vez en el gobierno nombró a una funcionaria que instaló una Virgen en la puerta de una representación pública. Golborne y Allamand retroceden aún más. Uno es del candidato de un partido confesional, el más conservador de Latinoamérica. Y el abanderado de RN comulga con Carlos Larraín, un ultraconservador y presidente de su partido. ¡Se nota que no han entendido los cambios que ha tenido Chile en estos tres años!

El 2009, usted tuvo una relación muy tensa y conflictiva con la Concertación. Hoy, la situación es distinta y su partido ya se reunió con el PS. ¿Qué ha hecho cambiar el escenario?

Las cosas caen por su propio peso… El proyecto que yo encabecé en la presidencial pasada era un “punto de no retorno”. El sistema político tenía que desbordarse, y si no era yo, serían los estudiantes, los pingüinos, HidroAysén o Magallanes. La clase política convencional se ha dado cuenta de que hay un problema grande del que tiene que hacerse cargo. Por eso es que me sorprende la actitud de la DC de no querer reunirse con el PRO.

El PS sí recibió a la directiva de su partido.

Pero su presidente dijo que lo programático no era lo prioritario y que el PS no representa a la Concertación. El que se junten con nosotros es lo mínimo de lo mínimo. Está bien, supongamos que hay un cambio de actitud, yo lo valoro. Nosotros tenemos muy claro que con el 20% de los votos no se gana la presidencia ni se gobierna, por eso es que hay que construir mayorías, pero éstas se construyen sobre la base de convicciones. Hay elementos fundacionales que no vamos a ceder: educación pública gratuita; no a HidroAysén; fin al binominal; asamblea constituyente para una nueva Constitución; y derechos civiles, entre otros. Queremos primarias para todos los cargos, no sólo “cuando es imprescindible o en ciertos casos”. También el respeto es importante y rescato el gesto del presidente del PPD, Jaime Quintana, quien por primera vez reconoció que la Concertación ha sido muy agresiva conmigo. Frente a este escenario, nosotros hemos detenido el tren progresista y estamos escuchando. Sin embargo, este tren llega hasta el final y sin estaciones, a menos que ellos quieran dialogar sobre los temas que plantea el PRO.

¿En qué temas está dispuesto a ceder para lograr un acuerdo con la Concertación?

Nosotros no vamos a renunciar a nuestras convicciones programáticas fundacionales; yo me involucré en política para correr los límites. Yo empujé las barreras el 2009 y ahora lo haré nuevamente. No me puedo imaginar que la Concertación no esté por la educación gratuita o por una nueva Constitución.

¿Está dispuesto a participar en la primaria presidencial de la oposición?

Este año habrá varias elecciones distintas: la presidencial tiene segunda vuelta, por lo cual en la primera puede haber diversidad programática. No hacerlo le hizo mal a la Concertación el 2009. Achicar el programa y las convicciones a la “medida de lo posible” fue lo que le hizo casi perder la elección a Lagos, le dificultó ganar a Bachelet y lo que provocó la derrota de Frei. Para nosotros, la primaria no es un plebiscito programático.

Se ha criticado su postura argumentando que está haciendo un “show mediático”, ya que quiere dar la sensación de estar abierto al diálogo, cuando en realidad no está dispuesto a transar en nada.

La DC fue la que no quiso sentarse a conversar. ¡Hace tres años que estamos pidiendo una reunión! ¿Por qué para algunos en la DC les resulta más cómodo juntarse con Carlos Larraín que conmigo? La digestión les alcanza para todos, menos para juntarse con un partido progresista.

¿Hay espacio para llegar a un acuerdo electoral con la Concertación?

El requisito mínimo es que esté realmente cohesionada y ordenada, lo que hoy no sucede. Si la Concertación persiste en su negativa a reunirse con nosotros, se niegan a construir un programa común y a tener primarias para todos los cargos, presentaremos una potente lista parlamentaria. Hasta hoy, contamos con candidatos a diputados en 31 distritos y a senador en Antofagasta y en Santiago. Según los pronósticos de la Concertación, si llevamos estos postulantes, se impediría el doblaje opositor en cinco distritos y en Las Condes no saldría el abanderado concertacionista.

Pero el gran beneficiado sería el oficialismo.

Esto es relativo, ya que varios parlamentarios concertacionistas usualmente votan con la derecha, como se vio en la Ley de Pesca. Nuestro adversario es el conservadurismo que está principalmente en el oficialismo, pero también en algunos sectores de la Concertación. Sin embargo, sabemos que hay progresistas en la oposición; por eso es que invitamos al debate programático.

¿Está dispuesto a ese acuerdo, aunque tenga que apoyar a un candidato a parlamentario que esté en contra de la educación gratuita o de una asamblea constituyente, por ejemplo?

No va a haber matrimonio igualitario ni cambio de la Constitución si no derrotamos al binominal… Nosotros queremos primarias para todos los cargos a partir de un programa. Chile es una monarquía presidencial y la propuesta de gobierno es fundamental. Los grandes cambios en Chile los han hecho los presidentes, no el Congreso. Mi convicción y mis esfuerzos están enfocados en que coincidamos en un programa común en los ejes que hemos propuesto. Si eso sucede, estamos dispuestos a ir a primarias para todos los cargos. En la presidencial es donde hay que explotar la riqueza y diversidad programática.

Hoy, la Concertación no está en condiciones de repetir lo del 2009 y cerrarse a estos temas que en estos años han estallado y han sacado a la gente a la calle.

¿Está dispuesto a medirse en primarias con Bachelet?

No sé si ella será candidata… Finalmente, creo que la primera vuelta será la gran primaria. Más que una primaria, lo que quiere hoy la Concertación es la coronación de Bachelet.

Si Bachelet pasa a segunda vuelta, ¿usted le entregará un apoyo tan tibio y a contrapelo como se lo dio a Eduardo Frei el 2009?

Nosotros vamos a pasar a segunda vuelta.

¿Cree que hay espacio para un acuerdo con la Concertación?

Yo les advierto a los militantes de la DC que están secuestrados por dirigentes que no cumplen con su obligación mínima, que es conversar con el resto de los partidos.