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La concertación de los sectores retardatarios

alicia

Alicia Gariazzo
Directora de CONADECUS
La concertación de los sectores posiblemente afectados por los cambios ofrecidos por la señora Bachelet ha sido rápida. Solo se necesitó hablar débilmente de Reforma Laboral y Reforma Tributaria y de inmediato se movilizaron los fácticos y los pagados por estos, para que llegaran reclamos hasta de EEUU, publicados rápidamente por la prensa, llamando a no venir a Chile porque los podrían matar en las calles.

 

Con dos grititos y un buh que nos echaron, el Gobierno llama al Realismo sin Renuncia y dice adiós a una nueva Constitución. Sin Renuncia seguiremos, pero con una Constitución diseñada por una de las dictaduras más totalizadoras que ha habido en América Latina, con una Ley Laboral similar a la que teníamos antes de 1925 y con un sistema impositivo donde los pobres son los que pagan más.

Todo está justificado por la desaceleración de la economía, la que ha publicitado con pasión el Ministro de Hacienda que se ha convertido en el niño símbolo de los grupos económicos. Para este y sus seguidores, la desaceleración se debe a la falta de confianza de los inversionistas. No dedican un minuto al hecho de que Chile viva de la exportación de los recursos naturales y a que los precios de estos en el mercado internacional, especialmente el del cobre, no dependan del Gobierno de turno en Chile. Esta debilidad, de los que aún no superan el miedo a 1973, se siente y se trasmite a los acostumbrados a vivir a costa de las amenazas. Las tabacaleras anuncian que se van por la nueva Ley Anti Tabacos, dentro de poco los narcotraficantes se irán con su lavado a otra parte y la industria inmobiliaria quedará desfinanciada.

Ellos no comentan que las empresas extranjeras, que han contado con todo tipo de facilidades desde 1974 con el DL600, no hayan desarrollado la capacidad tecnológica local, como se esperaba de ellas. No reconocen que la mayoría de los inversionistas extranjeros, desde 1974, se dedicaron a comprar empresas estatales con mercados existentes y vendiendo o alquilando tecnología ya diseñada y desarrollada. Más bien, en el caso de Chile, las empresas compradas por extranjeros compitieron con las pequeñas y medianas empresas locales avasállandolas con su poder y arrebatándoles los mercados. Cómo van a desarrollar en Chile la investigación y el desarrollo, si el 80% de ambos se lleva a cabo en la oficina central. La «transferencia de tecnología» es el alquiler o venta de técnicas desarrolladas en otra parte. Las multinacionales normalmente cobran los derechos de patentes, los costes de dirección, en ganancias artificiales o fraudulentamente más bajas de lo que lo son realmente.1

La mayor parte de la IE en Chile se ha concentrado en los recursos minerales y los exporta sin añadirles valor y sin reinvertir ganancias. Cuando el Ministro de Hacienda de la época, 1 Petras, James, Seis Mitos sobre los Beneficios de la Inversión Extranjera, 2005, Internet Nicolás Eyzaguirre, habló de estimular los clusters con empresas productoras de insumos para la industria minera, no consideró que a estas empresas les conviene más traer de afuera estos insumos desde sus propias filiales en el exterior o en sus talleres de mano de obra barata en China o el Asia, de paso rebajando impuestos. Es decir la IE no produce, espontáneamente, encadenamientos con el resto de la economía.

También los amantes del sector privado piensan que recibiremos suculentos pagos de impuestos de parte de estas empresas, pero como el mismo Petras afirma:“La realidad es que la IE está implicada en fraudes masivos de impuestos, estafas en la adquisición de empresas públicas y lavado de dinero en gran escala.” Contrariamente a la opinión de la mayoría de los economistas neo-liberales, la gran parte de lo que se llama inversión extranjera corresponde a préstamos extranjeros de ahorros nacionales para comprar empresas locales e inversiones financieras. Por otra parte, los amantes de los inversionistas no analizan la pérdida patrimonial que produce la extracción de recursos. En 1990, el Banco Central quiso crear las Cuentas Patrimoniales como ocurre en otros países. Ello debido a que las Cuentas Nacionales que miden el PIB, no toman en cuenta el patrimonio que se va perdiendo con la sobre explotación. Para ello, en 1993, el Banco Central comenzó el trabajo haciendo balances patrimoniales y los resultados fueron tan dramáticos que las autoridades silenciosamente desistieron y desvincularon a Marcel Claude quien estaba a cargo de la creación de las nuevas cuentas y se había tomado la libertad de filtrar el balance de los recursos forestales. Todos sabemos lo que ha ocurrido en el quantum marino debido a la pesca de arrastre de las compañías extranjeras y también de las bajas en la calidad de los minerales, especialmente del cobre. A esto último no se escapa la propia CODELCO, que por no hacer las inversiones necesarias tiene un mineral con una ley más baja cada día. Estamos hablando de la no renovación de los recursos, pero agreguemos a esto los efectos colaterales de la sobre explotación extractivista. Por ejemplo la producción de salmón produce unos impactos dramáticos en los alrededores de sus viveros, no solo por la cantidad de peces que consumen los salmones, sino por los efectos de los antibióticos que requiere su enfermedad crónica, la anemia infecciosa del salmón (ISA). No es necesario profundizar el análisis de los impactos ambientales de todo tipo que produce la extracción de minerales, en el ambiente, en las napas subterráneas, en la salud de la población aledaña. Solo baste imaginar lo que significa que la lixiviación del oro se haga con cianuro.

Tampoco la IE es creadora de una gran cantidad de empleos y eso ha sido permanentemente demostrado. Al no cobrarse renta, en la práctica, el país ha cedido el excedente a los grupos económicos, a través de los distintos marcos regulatorios sectoriales -o la ausencia de ellos en el ámbito ambiental-, a los subsidios y las franquicias tributarias.

No sigamos rindiendo pleitesía a los mismos que se llevan nuestras riquezas. Tengamos un poco de pudor.