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[ La nación]Entrevista a Marco Enríquez-Ominami en La Nación Argentina

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El ex candidato presidencial chileno criticó a la presidenta por su reacción ante el «Nueragate»

Emblema de la «nueva política» que quiere para Chile, Marco Enríquez-Ominami, el joven rebelde nacido de las entrañas de la Concertación, insiste en impulsar un profundo debate ético en su país impulsado por la acusaciones de tráfico de influencias que le costaron el cargo en el gobierno al hijo de la presidenta Michelle Bachelet.

 

En una entrevista con LA NACION antes de dar una serie de conferencias, Enríquez-Ominami, ex diputado que intentó llegar al Palacio de La Moneda por el Partido Progresista en las últimas elecciones, ratificó su compromiso en contra de la corrupción, criticó al chavismo y a la oposición venezolana, elogió a Juan Manuel Santos y le reprochó a Bachelet su reacción ante el escándalo «Nueragate», en el que la mujer de su hijo accedió a un crédito millonario poco después de ganar los comicios presidenciales.

-¿Qué le pareció la reacción de Bachelet al caso de tráfico de influencias en el que está involucrado el hijo de la presidenta?

-Creo que la presidenta falló en la forma y en el fondo. No tengo activos electorales para decir qué es lo que tiene que hacer. Sólo digo que respondió tarde y le faltó mayor firmeza. Debió haber interrumpido sus vacaciones y debió haber fijado posición el día uno y no el día ocho. Y creo que su respuesta en vez de cerrar puertas abrió puertas. Y en tiempos modernos un jefe de Estado no puede acotar la conferencia de prensa a tres preguntas por sorteo y en medio de una crisis de confianza.

-¿Le creyó?

-Yo creo que es una mujer honesta. De verdad la considero muy honesta y lo sigue siendo, y por eso conquistó el corazón de los chilenos dos veces, pero la incredulidad de los chilenos tiene que ver con sus formas.

-¿Este «Nueragate» encendió las alarmas sobre otros casos de corrupción o un escenario endémico en Chile?

-El problema del dinero en la política es universal. El problema no está en que a un político lo financie una empresa. En Chile se está discutiendo si los políticos recibieron dinero para la campaña o para el programa de gobierno. Está instalada la duda si esos políticos vendieron su conciencia. Hay que instalar el debate de la ética. Tenemos una crisis de ética jodida.

-Dijo que no le gustó el trato que tuvo con la prensa. ¿Qué opina de esas conductas potenciadas en países de la región que amenazan valores republicanos esenciales?

-A nosotros nos hace particular la prudencia. Los liderazgos nuestros son prudentes. Nadie hace una cadena nacional de tres horas. Ésas son mis diferencias con las izquierdas que llegaron al poder en la región. Prometieron menos presidencialismo y ahora hay más. Es una falla de la izquierda.

-Pero hay otros, como el acoso a la prensa, el avance sobre otros poderes o la persecución política con una justicia adicta, como en Venezuela.

-Sobre Venezuela voy a ser muy concreto. A mí no me gusta el arresto de [Leopoldo] López ni de Ledezma [Antonio, alcalde de Caracas]. Creo que Maduro debió haber presentado antes la evidencia y no después. A mí no me gusta el arresto de estas dos personas. Pero tengo una dificultad: para mí la oposición venezolana no tiene credenciales democráticas y todavía no lo reconocen a Maduro presidente.

-¿Y usted cómo ayudaría a Venezuela?

-Haría todo lo contrario de lo que pretende Estados Unidos, es decir, no la aislaría. Una vez Lula me dijo que a Mahmoud Ahmadinejad no había que aislarlo; al revés, había que tenerlo bien cerquita.

-¿Cuál es la deuda de 15 años de progresismo en la región?

-Hubo muchos avances en derechos sociales, pero no supimos desprendernos de la dependencia de nuestros recursos naturales. Soja, gas, litio, cobre, petróleo; no generamos valor agregado. No se diversificó la matriz productiva.

-¿Cree que eso ocurrió por falta de impulso a la investigación y el desarrollo, como advierten algunos analistas?

-Es así, y Chile está a la vanguardia de ese debate. También es justo decir que Rafael Correa y Evo Morales están haciendo una apuesta muy fuerte en sus países.

-Si llegara a la presidencia, ¿le daría la salida al mar a Bolivia?

-Primero, yo estoy alineado con la presidenta de Chile y con la política de Estado, que Chile gane en La Haya. Dicho esto, y en interés de los chilenos, nosotros siempre hemos defendido una solución negociada.

-¿Qué espera del proceso de paz que lleva adelante Colombia?

-Para mí sería una gran revolución para la región que el presidente Juan Manuel Santos, un hombre de centroderecha, acompañado de gobiernos progresistas resuelva el conflicto armado más importante del último siglo en el continente.

Fuente: La nación