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Marco Enríquez-Ominami brilla en el Debate Presidencial de Chilevisión

El candidato independiente Marco Enríquez-Ominami (ME-O) destacó como el gran ganador del Debate Presidencial 2025 transmitido por Chilevisión el 10 de septiembre de 2025. Con propuestas claras en seguridad, empleo, impuestos, salud y educación, y una actitud firme pero propositiva, ME-O marcó la pauta del encuentro. Sus intervenciones no solo expusieron definiciones concretas de programa, sino que también le permitieron diferenciarse de sus contendores y responder con seguridad a sus emplazamientos. A continuación, revisamos los principales ejes de su participación, sus frases más destacadas y los momentos de tensión que protagonizó durante el debate.

Enfoque firme en seguridad ciudadana

En materia de seguridad, Marco Enríquez-Ominami planteó medidas contundentes para enfrentar la delincuencia y el narcotráfico. Anunció que en su eventual gobierno incrementará el número de policías y recuperará 400 barrios tomados por el narco, devolviendo esos territorios a las familias trabajadoras. Asimismo, subrayó la necesidad de mejorar el equipamiento de Carabineros, ilustrando que “lamentablemente la mitad de los carabineros en Chile tienen revólver, la otra mitad tiene pistola. Todos deberían tener pistola y [un] poder de fuego suficiente” para combatir al crimen organizado.

ME-O también mostró mano firme frente a la delincuencia de origen extranjero. Durante el segmento de migración y seguridad, criticó que sus rivales no ofrecieran soluciones de fondo y propuso expulsar de inmediato a los inmigrantes que cometan delitos graves en Chile. “Hay algo que no me calza. Somos candidatos a jefes de Estado, a tomar las riendas de un caballo y lo quieren transformar en poni, porque todo lo que proponen es más Estado”, señaló en alusión a las recetas de sus contrincantes, agregando que “partiría por expulsar a los condenados [extranjeros] inmediatamente. En nuestras cárceles no vamos a financiar la comida ni nada a un preso que vino a violar y que es extranjero”. Estas definiciones claras en seguridad fueron celebradas por sus adherentes, presentando a Enríquez-Ominami como un candidato decidido a restablecer el orden público con eficacia y sin demagogia.

Propuestas para empleo y crecimiento económico

El empleo y la recuperación económica fueron otro eje central de la intervención de Enríquez-Ominami. El candidato hizo hincapié en que Chile necesita crecimiento económico sostenido impulsado de la mano del sector privado, con un Estado facilitador, para así generar trabajo digno y de calidad. “Solo mediante un nuevo pacto entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil, Chile podrá construir una nueva senda de crecimiento económico [y] generación de empleo” explicó ME-O en coherencia con su programa. En el debate criticó tanto el inmovilismo del gobierno actual como las recetas simplistas de sus opositores.

Enríquez-Ominami se mostró crítico de las propuestas tributarias regresivas de la derecha y reivindicó una visión económica equilibrada. Recalcó que el país debe retomar la senda del desarrollo sin caer en polarizaciones estériles, combinando orden y progreso con justicia social. Sus ideas plantean atraer inversiones con certezas jurídicas, al mismo tiempo que se protege a los trabajadores; un balance que, según él, otros gobiernos no han logrado. Esta postura le permitió diferenciarse tanto del oficialismo como de sus contendores más conservadores, presentándose como una alternativa de centroizquierda moderna, enfocada en el crecimiento con equidad.

Reforma tributaria progresiva y alivio a la clase media

En cuanto a impuestos, Marco dejó clara su postura de llevar adelante una reforma tributaria progresiva en beneficio de las mayorías. Durante el debate cuestionó las rebajas impositivas propuestas por la ultraderecha (“Kast baja impuestos a los ricos, ¿y el pueblo qué?” ha dicho en otras ocasiones), enfatizando que su plan buscará que “los que más tienen, más aporten”. En línea con su programa de gobierno, mencionó la idea de implementar un impuesto anual a las grandes fortunas – del orden de un 0,5% para patrimonios millonarios – junto con medidas para equiparar la carga tributaria entre las rentas del capital y del trabajo. Esto significa cerrar loopholes y eliminar privilegios para que un alto ejecutivo o empresario pague impuestos justos, similares a los de un profesional, fortaleciendo la equidad fiscal.

Enríquez-Ominami indicó que los recursos adicionales obtenidos de quienes más tienen se destinarían a financiar servicios sociales claves. Al mismo tiempo, propuso aliviar a la clase media y a las pymes, asegurando que no subiría impuestos al emprendimiento ni al esfuerzo de las familias. También señaló la importancia de modernizar el Servicio de Impuestos Internos con herramientas tecnológicas para perseguir la evasión de los grandes contribuyentes. Con este enfoque, ME-O se mostró como el candidato que ofrece responsabilidad fiscal con justicia, contrastando con sus adversarios: frente a la mano invisible de unos y el estatismo de otros, él plantea un camino intermedio donde el crecimiento económico no esté reñido con la solidaridad.

Compromisos en salud pública y educación de calidad

En el debate quedó de manifiesto la visión de Marco Enríquez-Ominami en salud y educación, ámbitos que abordó de forma analítica y con propuestas celebratorias de lo público. ME-O lanzó duras críticas al estado actual de la salud en Chile, atribuyéndole responsabilidad al gobierno de turno. “Este gobierno nos dejó en el peor de los mundos en materia de salud”, fustigó, lamentando las largas listas de espera y el colapso del sistema. Frente a ello, planteó establecer un Sistema Universal de Salud, justo y eficiente, donde la atención no dependa del nivel de ingresos. Anunció que aumentará gradualmente el gasto público en salud para reforzar la red pública, con medidas como incorporar 1.000 nuevos profesionales en salud mental y construir nuevos CESFAM y postas en comunas desatendidas. Enríquez-Ominami dejó en claro que “la salud no es un privilegio, es un derecho”, comprometiéndose a un Plan de Salud Universal Garantizado, sin segmentación por ingreso. Esta propuesta fue recibida con aplausos por el público presente, evidenciando confianza en que un gobierno suyo priorizaría la salud de la gente común antes que las ganancias de las aseguradoras.

En educación, Marco se mostró igualmente ambicioso y propositivo. Reconoció la crisis de calidad y equidad que arrastra el sistema educativo, y presentó soluciones concretas para reconstruir la educación pública y adaptarla a las necesidades del siglo XXI. Entre sus anuncios más celebrados estuvo la creación de 100 nuevos Liceos Bicentenario técnico-profesionales en regiones, con el objetivo de impulsar la formación técnica de jóvenes en todo el país y vincular la educación con el desarrollo productivo. Asimismo, enfatizó la importancia de la primera infancia, proponiendo universalizar la educación inicial gratuita desde los 2 años de edad. “No hay futuro para Chile sin invertir en sus niños y niñas”, sostuvo ME-O en tono emotivo, explicando que su plan creará 150 mil nuevos cupos en salas cuna y jardines infantiles para asegurar que todas las familias, sin importar su nivel socioeconómico, accedan a educación preescolar de calidad. Adicionalmente, subrayó la necesidad de revalorizar la labor docente y mejorar la conectividad entre la oferta educativa y el mercado laboral. En suma, sus propuestas en educación apuntaron a excelencia y equidad para la prosperidad, marcando un contraste con las visiones más conservadoras que reducen la discusión educativa a vouchers o castigos.

Cruces destacados: carácter y liderazgo en el debate

El desempeño de Enríquez-Ominami en Chilevisión también estuvo marcado por momentos de tensión y confrontación directa con otros candidatos, en los cuales demostró carácter y liderazgo. Uno de los cruces más comentados de la jornada fue el que protagonizó con la abanderada oficialista Jeannette Jara. Desde el inicio, ME-O cuestionó la ausencia de Jara en foros previos, responsabilizándola de haberle hecho un favor involuntario a la derecha: “Sin ánimo de polemizar, pero la exministra Jara no se hace ninguna autocrítica. Este gobierno nos dejó en el peor de los mundos en materia de salud. Y usted ha permitido con su ausencia en los debates la coronación de las ideas de la derecha, le espetó, en una crítica que generó reacciones inmediatas. Acto seguido, la instó a no rehuir nuevamente la discusión pública: “Ministra del Empleo, cuando dejó de ir a los debates, se escondió, no lo vuelva a hacer. Tienen malas ideas [sus contendores de derecha], pero no muerden”, remató con ironía. Jara intentó defenderse argumentando que solo dejó de asistir a “debates organizados por empresarios”, pero quedó en posición incómoda ante el emplazamiento de ME-O, que fue tendencia en redes sociales por su contundencia.

No solo Jara sintió la presión de Enríquez-Ominami. A lo largo del programa, el candidato independiente interpeló también a figuras de derecha como José Antonio Kast y Johannes Kaiser, refutando sus planteamientos con datos y evidencias. Por ejemplo, cuando Kast insistió en su idea de cavar una zanja fronteriza, ME-O replicó con cifras sobre la migración irregular y cuestionó la efectividad de medidas simplistas. También respondió con solvencia a los intentos de Kaiser de provocarlo: ante ciertas acusaciones, Enríquez-Ominami mantuvo la calma y devolvió el debate hacia las propuestas, lo que le valió comentarios positivos por parte de analistas.

En términos de frases para el recuerdo, además de los ya mencionados emplazamientos a Jara, Marco dejó huella con citas que reflejan su visión. Desde prometer “orden y progreso, ahora sí es posible” – lema de su campaña – hasta exclamaciones como “¡Chile no aguanta más improvisación!” al discutir las falencias del actual gobierno, ME-O comunicó mensajes de esperanza y cambio responsable. Su minuto final fue particularmente emotivo, convocando “a la verdadera fuerza de Chile: sus trabajadoras, trabajadores, mujeres, jóvenes y personas con discapacidad”, en alusión a que un proyecto inclusivo puede sacar al país adelante. Estos momentos consolidaron la imagen de un candidato cercano a la gente y convencido de sus ideas.

Marco ganador: propuestas claras y liderazgo reconocido

Al término del debate, el balance para Marco Enríquez-Ominami fue ampliamente favorable. Su actuación sobresalió por la claridad de sus propuestas, la energía de sus intervenciones y la capacidad de marcar la agenda de la discusión. Varios comentaristas coincidieron en que ME-O logró imponer sus temas y obligó a los demás a responderle, señal de dominio en este tipo de instancias. Incluso desde comandos rivales reconocieron, aunque con críticas, que fue uno de los más activos: “Se dedicó a atacar permanentemente a Jeannette Jara”, reclamó el vocero de la candidata oficialista, Tomás Hirsch, evidencia de que Marco fue protagonista central del debate. Lejos de ser algo negativo, esa actitud frontal y segura fue vista por muchos como la de un candidato que no teme liderar y debatir de frente.

Con su combinación de propuestas concretas y desempeño sólido, Enríquez-Ominami se impuso como ganador del debate a ojos de su equipo y de numerosos observadores. Justificó esa victoria en base a contenido y forma: presentó soluciones detalladas en seguridad, economía, salud y educación, y las defendió con firmeza y aplomo. Además, transmitió optimismo y visión de futuro, evitando caer en descalificaciones personales vacías (sus críticas siempre estuvieron asociadas a ideas, no ataques gratuitos). El público televidente, a juzgar por las redes sociales, premió esa postura propositiva: términos como #MeoGanó o #ConMarcoEsPosible fueron tendencia la noche del 10 de septiembre, reflejando el entusiasmo de sus adherentes.

En síntesis, Marco Enríquez-Ominami aprovechó el escenario del debate de Chilevisión para consolidarse como la alternativa presidencial más clara y contundente. Con propuestas como recuperar barrios tomados por la delincuencia, encarar la economía con un nuevo pacto social, reformar el sistema de impuestos para que sean más justos, y garantizar derechos en salud y educación, ME-O se diferenció como un candidato de ideas y de acción. Su firmeza ante los demás candidatos y su convicción al hablar le permitieron, en palabras de muchos, “ganar el debate” de manera incuestionable. Este impulso celebratorio desde el debate marca un antes y un después en la carrera presidencial: Marco demostró que sí es posible soñar con un Chile de bienestar, orden y progreso, bajo su liderazgo.

 

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