Marco Enríquez-Ominami propone un giro radical en la política penitenciaria chilena: pasar del castigo estéril a la rehabilitación efectiva. Su propuesta busca reducir la reincidencia y facilitar la reintegración social y laboral de quienes han cumplido su condena. Porque sin segundas oportunidades, no hay verdadera seguridad.
🧱 Rehabilitación: cárceles que sí transforman
Hoy, las cárceles chilenas son oficinas del delito. Para cambiar eso, ME-O propone:
-
Construir 6 cárceles de alta seguridad, con módulos segregados para mayor control.
-
Reconversión de 12 recintos penitenciarios en Centros de Rehabilitación y Reinserción.
-
Planes Individuales de Rehabilitación desde el primer mes de condena, adaptados a cada persona.
-
Unidades Terapéuticas Intrapenitenciarias en 15 regiones, para tratar adicciones con enfoque clínico.
-
Programas de educación, capacitación laboral y tratamiento de adicciones dentro de las cárceles.
-
Monitoreo y evaluación constante de cada iniciativa, para asegurar impacto real.
📊 Meta 2029:
-
Reducir la reincidencia al 30%.
-
Garantizar que el 100% de los condenados a más de 3 años cuenten con un plan individual de rehabilitación.
💰 Inversión estimada: $310.000 millones en infraestructura y $20.000 millones en programas.
🔁 Reinserción: del encierro a la integración
Reinserción no significa impunidad. Significa evitar que el crimen se repita. Por eso, la propuesta contempla:
-
Programas de inserción laboral en alianza con el sector privado.
-
Apoyo psicosocial post-penitenciario, con redes de asistencia psicológica, habitacional y laboral.
-
Campañas públicas para reducir el estigma, porque quien ya pagó su deuda, merece volver a empezar.
📊 Meta 2029:
-
60% de inserción efectiva entre egresados del sistema penitenciario.
-
30% menos de estigmatización, medida por encuestas nacionales.
💰 Inversión estimada: $75.000 millones CLP.
🌱 Seguridad con justicia social
Esta propuesta no se basa en slogans. Se basa en evidencia. Chile necesita menos populismo punitivo y más soluciones. Rehabilitar y reinsertar no es “blandura”: es la mejor estrategia para reducir la violencia y proteger a las víctimas.