Marco Enríquez-Ominami- Ex candidato presidencial Progresista
Chile conoce hace semanas protestas, de una legitimidad inédita- ¿por qué inédita? porque hace foco bien en la desigualdad. En un país donde el 1% concentra el 30% de los ingresos, y si lo llevamos al 10% de los chilenos que concentran casi el 70% de los ingresos.
Esa obscenidad, esa violencia, esa injusticia no la entiende el Presidente, este monarca fatigado Sebastián Piñera. Bien, lo cierto es que Chile tiene un pueblo sobreendeudado. Hay trabajadores que, bajos ingresos- producto del modelo exportador chileno con bajo valor agregado, producto de una economía que no va a volver a crecer como antes, están sobreendeudado- a tan nivel que deben hasta cuatro, cinco y seis veces su ingreso mensual.
Pero lo raro es que el Estado de Chile tiene una deuda baja. Entonces, lo inaceptable es «un pueblo pobre» como dice un mexicano, con un gobierno rico; un pueblo sobreendeudado con un Estado sin deudas casi. En términos técnicos, el Estado de Chile tiene una baja deuda pública, y por tanto, hay un camino en la economía, rápido- romper esta regla fiscal, que establece que el Estado no puede endeudarse más allá de un porcentaje pequeño.
La política está para el servicio del pueblo, y la economía al servicio de la política. Cuando la economía se devora la política hay un problema. Cuando un Presidente no entiende eso, hay un mayor problema- cuando la economía no es moral y simple matemática. Entonces, hagamos lo siguiente, multipliquemos por cinco el paquete fiscal de Sebastián Piñera, que es un paquete fiscal pequeño, y además, lleno de pequeños trucos, de letra chica. Por tanto, si es posible mayor inyección social, y al lado de eso, en lo político un camino, un plebiscito- como lo vinimos proponiendo muchas y muchos.
Un plan de acción para salir de este especie de empate a cero que tenemos, entre el Presidente fatigado y un pueblo que marcha sanamente, y es cierto, que con mucha violencia también, pero que más violento que seguir enfrascado en este debate con tantos muertos.
Para salir de esto, como homenaje a los que también murieron, hagamos algo- un plebiscito, salimos de una dictadura, con un plebiscito de 1988, entremos a una democracia económica por un plebiscito, y eso depende de un proyecto de ley que sólo puede empujar en la constitución de Chile, con fuerza y velocidad en Presidente de la República, con plebiscito con una pregunta ¿quiere usted una nueva constitución mediante una asamblea constituyente? ¿sí o no? Yo voto que sí.
Fuente: Yo soy noticia