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[cosas]Cada vez que se reúne el progresismo con el socialcristianismo, Chile avanza

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Por: Ignacio Ossa / Fotos: Ronny Belmar

Marco Enríquez-Ominami: “LA NUEVA MAYORÍA TIENE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE EN EL CLÓSET”

El eje conservador DC-Velasco-Derecha es, a ojos de MEO, el principal culpable de intentar bloquear un cambio que es inevitable. Para contrarrestarlo, hace un llamado a que Bachelet, más que delegar, se convierta en jefa de gobierno y no sólo una jefa de Estado.

 

Hablar del futuro y de las elecciones presidenciales de 2017 es algo de lo que Marco Enríquez-Ominami intenta rehuir, según dice. Pero no se hace el loco cuando le preguntan. Sería absurdo negar sus intenciones, pero el foco para él está en lo que sucede entre La Moneda y el Congreso.

Con orgullo asegura que son las reformas que impulsó cuando era diputado y en sus programas de gobierno, las que hoy están imponiéndose por sobre las ideas conservadoras. No lo dice tan directamente, pero de alguna manera deja entrever que la Nueva Mayoría tomó algunas de sus ideas y las está llevando adelante. Algo que lo acerca a este nuevo bloque, pero sólo eso. No hay más que un conjunto de ideas en común, porque rápidamente MEO se preocupa de dejar en claro que hay factores cruciales que los distancian y que no son transables en una negociación. Dejar fuera del debate tributario el cobre, la AFP estatal y una nueva Constitución son hoy las piedras de tope entre el líder del PRO y la Nueva Mayoría.

Esto porque asume que de aquí al 2017 las primarias incluirían los cupos parlamentarios, porque de lo contrario, se repetiría la película de 2013, y MEO, nuevamente se restaría de la primaria.

¿No cree que acercarse al oficialismo le traiga problema o costos políticos?

–No estamos ingresando a ninguna coalición, somos un pacto en sí mismo. Conversamos intensamente con el Partido Liberal y el Humanista. Somos una fuerza distinta y si tenemos que hablar con otras coaliciones lo vamos a hacer… Todo por un Chile más justo”, dice.

–Pero el acercamiento a la Nueva Mayoría en las condiciones de retroceso de su programa puede tener algún costo político para ustedes.

–Hay que hacer una distinción entre la vieja Concertación que levanta Andrés Zaldívar, Gutenberg Martínez, Mariana Aylwin, Andrés Velasco y Walker y la Nueva Mayoría, donde está Gabriel Silber, Pizarro, Cornejo, Yasna Provoste. Si con la Nueva mayoría hemos conversado es porque ellos no son la Concertación, de donde me fui.

–La potencia que tienen las voces de esa vieja Concertación hacen pensar que la Nueva Mayoría no tiene el peso que parecía tener en campaña.

–Exactamente y la que tiene que zanjar esto es la Presidenta, quien impuso la Nueva Mayoría, al no acceder a ser candidata de la Concertación, sino de una nueva fuerza. Nosotros vemos que la vieja Concertación no termina de morir y tiene voceros muy poderosos en los diarios y revistas. Hay una ofensiva coordinada entre la derecha, Andrés Velasco y Gutenberg Martínez que están juntos bloqueando el cambio. Nosotros queremos fortalecer a los progresistas estén donde estén, para que las reformas no se vayan al tacho. Porque están muy mal defendidas, mal presentadas, está todo muy confuso y es lamentable que no hayan metido al cobre en la reforma tributaria.

–Parte de sus programas de gobierno, el primero y el segundo, se veían reflejados en lo que propuso Michelle Bachelet con la Nueva Mayoría y ella ganó con eso. Sin embargo, ha habido un retroceso en ese programa. ¿Por qué ese cambio? ¿La Nueva Mayoría a la izquierda no es un buen negocio?

–No iría tan rápido. La gente no ha abandonado las reformas, sino que esa forma. Que la Nueva Mayoría no haya entendido que había un FUT de las Pymes es un imprevisto, no haber entendido que las Pymes son relevantes y hacer un mal protocolo de acuerdo para protegerlas… nosotros no podemos estar más de acuerdo con esa parte y los chilenos, en las mismas encuestas, nos muestran como una fuerza relevante, siendo que nuestra reformar tributaria es por cinco puntos del PIB. Entonces no estoy tan claro que la gente no esté por las reformas. Hoy estamos en un momento de disputa muy importante, que no va a ser histórico en materia tributaria, pero sí en educación.

–¿El gobierno le está dando concesiones a la derecha en la reforma tributaria para utilizar todo el capital político en la educacional?

–No creo. La Nueva Mayoría, que tiene la Asamblea Constituyente en el clóset, la va a tener que sacar de ahí. Todo lo que está pasando tiene que ver con esto. La derecha le dijo al gobierno que si no negociaban la reforma tributaria, la iban a mandar el Tribunal Constitucional. O negocian o los bloquean constitucionalmente, lo que demuestra que sí existe un gran problema con nuestra Constitución. Había un naipe podrido en el juego, que es de mala leche. La derecha usa un comodín otorgado por una Constitución ilegítima. La Nueva Mayoría negocia descuidando las formas, en una torpeza infinita del ministro de Hacienda, equivocando el modo, despreciando la política. Esta es una reforma insuficiente que para nosotros los progresistas hay que aprobar porque es un primer paso. Es una reforma mal presentada que ha generado incertidumbre en los agentes económicos y en la clase media. La Presidenta tiene que sacar rápidamente alguna de estas reformas.

–¿Le ha hecho daño al ideario de la centroizquierda el que haya costado tanto avanzar con las reformas teniendo mayoría parlamentaria?

–No hay daño. Las ideas conservadoras son las que están derrotadas, a tal punto que ha tenido que salir Ignacio Walker como el gran representante de la oposición. No es ni Allamand ni Ossandón. Horvath y Bianchi en enero anunciaban por los medios que iban a ser la bisagra. No lo fueron. La oposición es Ignacio Walker, Zaldívar y Matta. Ellos más Velasco son los que bloquean las reformas. Ellos son legítimos, fueron electos, pero es la prueba de que no hay un retroceso, el país está en una vocación de cambio y esta dinámica es irreversible y se va a profundizar. Acá es donde se equivocan los conservadores como Zaldívar, Walker y Velasco… creen que pueden bloquear los cambios, cuando éstos no van a parar. El mundo está cambiando. Zarkozy, como Presidente de derecha, tuvo que hacer ajustes gigantes. Hollande y Obama se están quedando atrás si no hacen las reformas que tienen que hacer. Todos están por aumentar las cargas tributarias, postergar la edad de jubilación y cambiando el sistema educativo.

¿Está optimista?

–Absolutamente. Aunque sí creo que están mal defendidas las reformas y mal puesto el orden de los factores. Había que partir por la educación pública y se metieron en un bosque que le ha hecho mal a la reforma. Lo bueno es que hoy la discusión se da sobre ideas progresistas y no conservadoras. Cuando Ernesto Silva firma un acuerdo tributario, firma por subirle el impuestos a los más ricos. ¿Qué cancha es ésa? ¿Ah? Es muy distinta a la cancha donde nos invitaba a jugar la transición, que era un terreno conservador, donde teníamos que pedir permiso para entrar. Cuando en 2006 presenté leyes, fui tildado de provocador, y hoy desafío a cualquiera que diga que es una provocación hablar de aborto, homosexualidad, reforma tributaria o Asamblea Constituyente. Nadie se atreve, ni la derecha.

–¿Le incomodaría militar en la Nueva Mayoría?

–Es que no compartimos cosas, como la AFP estatal. Esa es mi diferencia medular con la Presidenta. Proponemos un sistema mixto. Consideramos que la creación de una AFP estatal no resuelve la ausencia de solidaridad, que es el problema de fondo del sistema actual. Al contrario, consagra un sistema que reproduce la desigualdad de origen y que significa la transferencia de recursos al sector privado, al tiempo que los trabajadores deben asumir rentabilidades bajísimas.

CONTRA EL EJE CONSERVADOR

–¿Cuál es la manera para derrotar al eje conservador de la DC y la derecha? ¿Los progresistas van a terminar adhiriendo a la Nueva Mayoría para presionar desde adentro?

–Hay que recordarle a la DC que ellos fueron la Revolución en libertad, la Patria Joven, la Reforma Agraria. Esa DC es la misma que Ignacio Walker encarnó cuando presentó la ley de divorcio. Pero hay otra DC, la golpista, la que estuvo contra las reformas, la misma que dice que no caben todos en la discusión política. Hay que develar esto. Llevamos 24 años en esta discusión tormentosa, con una DC que tiene dos verdades. Hay que llamar al socialcristianismo y recordarles que cuando se han peleado con el progresismo, Chile ha retrocedido. Recuerda el 73. Cada vez que se reúne el progresismo con el socialcristianismo, Chile avanza.

–¿Siente alguna responsabilidad personal para contrarrestar las fuerzas conservadoras?

–Hace un año hubo una primaria y no estuvimos ahí porque no eran para diputados y senadores. Eran primarias truchas. Claudio Orrego sacó un 8 por ciento y Michelle Bachelet un 74. Fue un voto claro respecto de cuáles ideas son más representativas y hoy las encuestas muestran lo mismo. Las ideas conservadoras siguen siendo minoría.

Fuente: www.cosas.com