Por Verónica Cifuentes G.
Presidenta Regional Partido Progresista
Esta semana fuimos testigos privilegiados de una de las obras más desafortunadas que haya tenido lugar en nuestra región. Vimos como el hambre insaciable de poder y las deslealtades internas terminaron con la cabeza de la autoridad regional como trofeo del bando vencedor, para luego dar pie a un nuevo capítulo de una historia de intrigas que tuvo al nuevo intendente, nombrado por la Presidenta de la República, renunciado a poco más de 24 horas de asumido.
Lejos de deleitarnos con esta comedia de errores, nos preocupa, y pone nuevamente de relieve la urgente necesidad de avanzar hacia una política de descentralización y desarrollo regional. Las señales que en un comienzo fueron alentadoras por parte del Ejecutivo, con la creación de la Comisión Asesora Presidencial en Descentralización y Desarrollo Regional, y el posterior envío del proyecto de reforma constitucional que dispone la elección directa y popular de intendentes (que tuvo precisamente en Puerto Montt la firma de la Presidenta), paulatinamente comienzan a desteñirse tras el “frenazo” a las reformas que significó la puesta en escena (Todos x Chile) y posterior anuncio del “segundo tiempo” del Gobierno.
La supuesta dosis de “realismo” con que el Gobierno piensa encarar lo que le queda de período presidencial ha dado espacio para todo tipo de especulaciones, luego que se anunciara un tibio “sin renuncia” a las reformas a la educación, tributaria y a la Constitución, sembrando la duda sobre el resto del programa de Gobierno por el cual fue electa la Presidenta Bachelet, y cuyo mandato ciudadano está llamada a cumplir.
Uno de los puntos del programa es precisamente la descentralización del país y tal parece que con el envío del proyecto de elección de intendentes en diciembre pasado, el Gobierno dará por “cumplida la tarea”, sin que se haya votado aún el plazo en que va a entrar en vigencia, ni las normas legales que permitan implementar materialmente la elección.
Ni hablar de la propuesta de descentralización y desarrollo regional emanado por la citada comisión presidencial, la que -todo apunta- quedará relegada al baúl de los recuerdos. ¿Habrá que preguntarle a nuestros representantes regionales en dicha comisión que les parece la “jerarquización” de prioridades del Gobierno? Eso si es que algún día la conocemos.
Creemos, al igual que la Comisión Asesora Presidencial, que estamos como nunca antes, frente a una oportunidad única de poner en marcha un proceso difícil, desafiante, lleno de complicaciones en el camino, y que requerirá del esfuerzo y comprensión de todos, pero que al mismo tiempo se hace urgente, ya que es insostenible el nivel de desigualdad económica de las regiones respecto de la capital y la falta de autonomía de las autoridades regionales del poder Ejecutivo, que les permita desarrollar políticas locales, sin presiones de ningún tipo, más que la demanda ciudadana por ser considerados en nuestras necesidades de desarrollo, en nuestra idiosincrasia y en nuestra capacidad para resolver los problemas que nos aquejan.