Marco Enríquez-Ominami, lider progresista, expresa su opinión en carta abierta a diario «La Tercera» hoy 27 de agosto de 2014 respecto a la marcha de grupos nacionalistas peruanos hacia el sector llamado «Triángulo terrestre» en la frontera con Chile.
«Señor director:
Para hoy se anuncia una “gran marcha patriótica” de grupos nacionalistas peruanos hacia el sector chileno denominado informalmente como “triángulo terrestre”. Esto, tras la presentación unilateral del Presidente Ollanta Humala de una nueva carta de límite exterior peruana, que sitúa su frontera sur terrestre en el Punto Concordia, desconociendo el Hito 1 acordado bilateralmente con Chile en 1930.
Evidentemente no se trata de un acto amistoso de nuestro vecino del norte. Menos aún, después de las esperanzas que abrigó el fallo de la Corte de La Haya en cuanto a que, ahora sí, ambos países enfrentaríamos el futuro sin temas que nos puedan desunir.
Los avances del grupo de trabajo técnico y cartográfico presagiaban el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral, refrendada por las coordinaciones a nivel de cancillerías para adoptar una posición común respecto de las operaciones israelíes en Gaza. Sin embargo, la provocadora acción de Humala retrocede las posiciones a lugares aún más incómodos que los ofrecidos por la “política de cuerdas separadas” del gobierno de Sebastián Piñera, donde ingenua o interesadamente se pretendía que el intercambio comercial terminaría por borrar toda discrepancia política, territorial o histórica.
En este período, la política exterior de la Presidenta Bachelet ha apostado por abrazar prioritariamente la región sudamericana y estrechar los lazos vecinales tan deteriorados durante los gobiernos anteriores, pero la estrategia de las autoridades peruanas obliga a intensificar estos esfuerzos y redoblar la apuesta integracionista.
Caer en el juego de los nacionalismos constituiría una réplica inconveniente que nos haría “pisar el palito” de los siempre atentos belicistas. En las casi cuatro hectáreas semibaldías del territorio chileno que infundadamente Perú decreta como propias, una opción interesante ya planteada es la construcción de un parque o un monumento que bajo la bandera chilena homenajee la paz sudamericana.
Junto con todas las acciones diplomáticas que una situación como esta amerita, sería una simbólica manera de representar a nuestros vecinos la voluntad de mirar el futuro regional desde una perspectiva distinta, constructiva, progresista»