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Los problemas de la región son también los problemas de Chile”, la carta de Marco Enríquez-Ominami a Sebastián Piñera por la situación migratoria en el país

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Señor:
Sebastián Piñera Echenique
Presidente de la República de Chile
Presente
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Señor presidente,

El sábado 25 de septiembre, a través de los medios de prensa internacionales, el mundo entero fue testigo de los desmanes ocurridos en la ciudad de Iquique tras una marcha convocada con el objetivo de manifestarse en contra de la migración irregular, la que terminó con la quema de las pertenencias de un campamento de migrantes venezolanos.

Estas acciones representan la reacción desbordada de habitantes de dicha ciudad ante la llegada constante de extranjeros que ingresan al país de manera irregular, quienes al no tener otra alternativa, se han ido refugiando poco a poco en espacios públicos, lo que al mismo tiempo, hace que las y los iquiqueños se sientan invadidos y desprotegidos.

El problema migratorio es un desafío a nivel mundial y en el caso específico de Chile es además el resultado de una política deficiente en la materia, que no se hace cargo del fenómeno migratorio internacional ni intra-continental que se ha venido incrementando durante los últimos años.

Nuestro país debe abrirse a un diálogo propositivo y desideologizado con los gobiernos de la región, para abordar la actual crisis inmigratoria de manera conjunta y coordinada. Con este objetivo lo emplazo a convocar una cumbre extraordinaria de presidentes de los países de Sudamérica, para acordar medidas conjuntas que permitan abordar la actual crisis migratoria.

Presidente, debe entender que los problemas de la región son también los problemas de Chile y que las relaciones internacionales no pueden estar sesgadas por visiones ideológicas. Tal y como señalaba Benito Juárez, el “respeto al derecho ajeno es la paz”, por ello, el rol de la política exterior de nuestro país frente a los problemas internos de un país hermano, debe ser aportar a la resolución pacífica de los conflictos sobre la base del diálogo y nunca la injerencia.

A partir de ese criterio, lo llamo a convocar, sin exclusión, a todos los mandatarios de nuestra región a un diálogo franco pero constructivo, sólo así podremos evitar que se instalen discursos de odio, que no son otra cosa que el preámbulo de futuras acciones que nuestras conciencias castigarán más temprano que tarde.

Marco Enríquez-Ominami Gumucio