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Mi manifiesto: Marco Enríquez-Ominami

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No me gustó nada Chile cuando lo conocí. A un niño que le mataron a su papá, le torturaron los abuelos, le quitaron su pasaporte, le dividieron su familia, lo separaron de su hermana, no le vengas a contar el cuento de “Chile, la tierra maravillosa”.

 

Estoy más flaco, me puse a dieta porque estaba hecho una vaca y me gusta tener cuerpo de ser humano. No me quedaba buena nada de mi ropa. Ser foca no es fácil, cuesta sentarse, uno se cansa. No soy vanidoso, soy sano.

Mi rutina es un desborde total: hoy, por ejemplo, a las 7 fui a dejar a mis hijas; a las 8.30, reunión; a las 9, entrevista; a las 10, conferencia de prensa. San Felipe a las 12; a las 18 horas otra reunión; a las 21, un canal; a las 22, una proclamación de alcalde; y a las 23, otro canal. Parto mañana a Calama a las 6. ¡Estoy raja!

Tengo una trotadora en mi pieza. Ahí trato de subirme siempre bien temprano. No troto con pijama, sino que con la ropa más horrorosa. No sé de dónde sacó mi suegra que soy deportista y me regaló unas calzas de lycra negra hasta la rodilla. Cuando me paseo por la casa vestido así, me dicen las tres -Fernanda, Manuela y Karen-: “qué asco, anda a esconderte”.

En mi casa me hacen bullying todo el día. Cuando comemos, hablan de mí en tercera persona. Preguntas: ¿y cómo llegó?, ¿está enojado?, ¿ comió? Una vez, en una encuesta, saqué un 2%, las tres me hacían un número 2 con los dedos todo el día. A veces me llaman por el nombre de otros candidatos presidenciales.

Me costó mucho cambiarme a La Dehesa, me carga ese lugar. Me gusta la comuna de Providencia y los barrios Brasil y Lastarria. Me gustan los barrios residenciales humanos. Tener un almacén, que casi no hayan malls, a Providencia lo mataron con el Costanera Center.

Voto en Providencia. Mi candidato para alcalde es cualquiera que derrote a Labbé, he bajado el estándar. Lo peor de Labbé es que no es republicano, no cree en la República del respeto.

Mi primer recuerdo de infancia es con mi mamá y mi abuela en Ibiza. Estábamos en el exilio, no teníamos un peso y nos prestaron una casa.

Cuando no conoces a tu padre no puedes tener un duelo. Es una presencia ausente. La primera vez que lo vi moverse fue a los 20 años y vi que se parecía a mí en los gestos, como camina. Se le caía el mechón del pelo sobre la cara igual que a mí. Fue darme cuenta de dónde vengo.

Carlos Ominami es de origen japonés y su padre está muerto. Se construyó a golpes, es un sobreviviente.

Mi sueño frustrado es tener trillizos.

Fumé marihuana cuando joven. Comí no pocos queques con eso. Nunca me fascinó ni le veo interés a la marihuana, pero no criminalizo a los que fuman. A mis hijas les imploro que no entren en eso y creo que hemos logrado con Karen instalar una dinámica que hace que no les interesen las drogas.

Yo mismo me puse “El díscolo”, porque me carga que me digan de “Nueva Izquierda”. El Pro es un centro de acogida de díscolos, lleno de rebeldes, bien difícil de gobernar. El que entra acá es porque quiere cambiar las cosas, no hay ningún sólo currículum, no se asegura ningún trabajo.

No me acuerdo para nada qué quería ser cuando chico. Me gustaba mucho Wonder Woman, no como mujer, sino el personaje; por lo que hacía, se vestía como con terno, pero con short; era súper ochentera.

En el tiempo libre me gusta leer y estar con mi familia. Es raro vivir con puras mujeres. Yo estaba acostumbrado a vivir sólo con mi perro, que se llamaba Freddy Rincón. Un perro negro, horrendo, con aires de labrador.

Me cambiaron el apellido tres veces en la vida. Primero me llamé Marco Gumucio Gumucio: mis compañeros se reían cuando pasaban la lista. Después, Marco Enríquez y ahora Marco Enríquez-Ominami.

En mi casa soy el alemán de la casa, el momio, el conservador. Están amenazadas de que les vaya mal en el colegio, no pueden ser porras como yo.

Hasta hace tres meses hacía tareas con mis hijas todos los días. Ahora las aprovecho cuando las veo. Mi ramo es el francés.

La Karen no me deja dormir en la cama si llego tarde, me toca irme a la cama de alojados. Tengo que cuidarle el sueño. Claro que cuando ella llega tarde, hace trampa, y se mete en la cama igual.

Amo a la Karen con toda mi alma. La conocí y me gustó, después de un año y medio me dio un beso y al mes le pedí matrimonio. No andaba con el traje de novio en la cartera, al contrario, nunca hablé de matrimonio en mi entorno cercano y dije que no me iba a casar en Chile mientras no existiera la Ley de Divorcio. Y me casé antes.

Mi placer culpable es el chocolate. Soy un enfermo mental, una barra gigante me la como igual como si fuera una caluga.

Creo que es bueno que hayan candidatos como Parisi. No tengo nada que ver con él, creo que es una persona de ultraderecha, pero está bien que exista. Hay que desordenar más y que sea pluralismo. En la primera vuelta uno elige, en la otra dirime.

Siempre me molestaron por hablar raro. En un almuerzo con mis primos les dije “en el colegio me dicen fleto todo el día”. Ellos me dijeron que no me preocupara, que así le decían a los Marco en Chile. Después me decían fleto y yo les respondía. Una vez le presté luca a un niño que me decía fleto.

Algo que no entiendo es el uniforme escolar. ¿Por qué los niños tienen que vestirse como abuelos, con chaqueta y pantalón de vestir; y las niñas con un mantel de cocina? Para mí, que iba al colegio con aros y chaqueta de cuero, fue terrible. Me puse a llorar.

Mi sueño pendiente es un Chile menos clasista. ¿Gobernado por?… Jajaja.