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Municipales 2012: Los por qué del fracaso del oficialismo, la Concertación y la democracia chilena

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Porcentaje de abstención de 59% es proporcional a porcentaje de chilenos que no se identifica con ninguna coalición política (60%) y desaprobación hacia 2 grandes conglomerados (mitad de la población)[1].

 

Si medimos elección más importante, la de alcaldes, % de votos totales obtenidos por cada partido de ambas coaliciones, también es preocupante. Todos bajan con excepción del PS y el PRSD. Otra cosa es la inteligencia electoral o el sentido común y habilidad para saber dónde y cómo poner a tus candidatos y controlar a descolgados (que explica que la DC elija 8 alcaldes más que la UDI con una votación inferior (16,44% versus 17,99%)).

Todos los partidos viven una pérdida de adhesión importante respecto de elección 2008: La UDI, RN y la DC pierden alrededor de un 26% de sus votación; el PS un 13%, El PPD un 22% y el PC un 53.7%.

Un porcentaje importante del voto conseguido por principales partidos es, en la mayoría de casos, un voto volátil, poco predecible, sustentado en un personalismo político y no en afinidades ideológicas y partidistas. Así se refleja al evaluar la diferencia entre la votación obtenida por alcaldes elegidos y la votación de concejales de su mismo partido (voto cruzado), en 25 comunas con más electores del país.[2] Esta elección en el caso de los alcaldes, mide fundamentalmente gestión o características personales y habilidades percibidas en los candidatos para enfrentar la gestión municipal (incluida, en el caso de los alcaldes a reelección, su capacidad para dar a conocer su obra antes que descalificar innecesariamente al contrincante o centrarse en polémicas ajenas a la mera gestión).

Es sintomático que en las 20 comunas con peores índices educativos[3] (en este caso tomamos resultados PSU más bajos[4]), 30% de los alcaldes elegidos correspondan a candidatos independientes. En las comunas con los mejores puntajes PSU esa cifra cae a la mitad (15%).[5] Aquí se puede concluir tres cosas: la demanda por una educación de calidad cobra centralidad a la hora de elegir a la máxima autoridad municipal; dicha demanda no ha sido satisfecha por parte del duopolio político en las comunas de GSE medio y bajo; esto obliga a los votantes a buscar opciones fuera del eje Oficialismo-Concertación o excluirse de participar en un proceso monopolizado por partidos que llenan las calles con slogans baratos y candidatos-afiche pero carecen de propuestas para mejorar la educación municipal (u otros problemas igual de importantes como la calidad de los servicios de atención primaria en salud, seguridad, microtráfico, entre otros).

Dicha campaña de desinformación genera el efecto contrario al deseado por los partidos. Primero, entrega una mirada superficial y a veces incompleta de la oferta electoral (hay que recordar que la frase cercana, ingeniosa, o la mirada perfecta, son compatibles con un contenido breve que ilustre al votante respecto de las importancia del cargo a asumir y la idoneidad para asumirlo). Segundo, autolimita la posibilidad de los partidos de comprender la complejidad que caracteriza al votante (al priorizar imágenes obtenidas de estereotipos que menosprecian al ciudadano, o de información también incompleta respecto del electorado, en algunos casos, a través de encuestas de opinión de dudosa rigurosidad y fiabilidad[6]). Tercero, homologa la elección de alcalde y sobre todo de concejales, a un concurso de belleza, simpatía o ingenio, y no a una carrera por mejorar las condiciones de vida de los chilenos. Esto se traduce, desde un punto de vista racionalista, en que el costo de votar sea más alto al de abstenerse (por tanto baja la participación y en algunos casos ganan los candidatos que son capaces de movilizar a sus adherentes). Y desde una perspectiva psicológica, la degradación por los mismos actores políticos de la importancia del cargo a desempeñar, aumenta la ansiedad de un electorado que ve frustrada la representación de sus demandas y expectativas. La ansiedad se traduce en rechazo e incluso, en la búsqueda de vías de escape poco ortodoxas a lo tradicional, conocido, probado y fracasado. La ansiedad aumenta y se justifica además, con ciertas imágenes pre y post electorales del tipo: codazos por un balcón; pugilismo entre candidaturas rivales en local de votación; incapacidad de reconocer y felicitar victoria del contrincante; análisis que endosan la responsabilidad al empedrado (sistema de votación) y no al transeúnte negligente y distraído (nuestros líderes políticos); o champañazos y declaraciones soberbias de presidentes de partido que celebran elección de alcaldes y concejales que en promedio, representan al 20% del electorado de las comunas (y por tanto, carecen de suficiente legitimidad).

Por todo lo anterior, es que las Municipales 2012 vieron la derrota de la Coalición oficialista, y de la nueva Concertación con sus dos subpacto (incluido el PC). Pero sobre todo, fueron el escenario de la derrota de la democracia chilena y su soberano, una ciudadanía que sigue esperando con ansiedad una mejora sustancial y permanente de sus condiciones de vida.

[1]Estadísticas obtenidas de Estudio Nacional de Opinión Pública, Centro de Estudios Públicos (CEP). Julio-Agosto 2012.

[2] En San Bernardo, diferencia entre Nora Cuevas (UDI) y los concejales de su partido es de un 16,6%; en Valparaíso, diferencia entre Jorge Castro (UDI) y sus concejales es de 13,4%; en Temuco, diferencia entre Miguel Becker (RN) y sus concejales es de 12,6%; en La Florida, diferencia entre Rodolfo Carter de la UDI y sus concejales es de 11,8%; en Puente Alto el RN Germán Codina tiene una diferencia de 10,9%; en Antofagasta la Independiente ex RN apoyada por la Alianza, Karen Rojo, tiene una diferencia con sus concejales de 26,6%; en Viña del Mar diferencia de UDI Virginia Reginato y sus concejales es de 8,5%; en Santiago la diferencia de la PPD Carolina Tohá con sus concejales es de 5,3%; en la Serena Roberto Jacob del PRSD tiene diferencia de 11,3% con concejales; en Providencia Josefa Errázuriz, independiente apoyada por Concertación y PRO, tiene diferencia de 7,5% con concejales; en Concepción, Álvaro Ortiz tiene diferencia de 4,2% (Fuente: Observatorio Electoral de Instituto Libertad y Desarrollo).

[3] Alcaldes electos en comunas con peores resultados PSU: Alto Bio-Bío (VIII Región)- Nivaldo Piñaleo (Ind.-H); Placilla (VI Región)- Joaquín Latorre (Ind.-F); Renaico (IX Región)- Juan Carlos Reinao (Ind.); Punitaqui (IV Región)-Pedro Valdivia (Ind.); Curarrehue (IX)-Abel Painefilo (PPD)-cambio de pacto); Pelarco (VII)-Bernardo Vásquez (UDI)-cambio de pacto; La Higuera (IV) Yerko Galleguillos (UDI)-cambio de pacto; Quilaco-(VIII) Rolando Tirapegui (Ind.); Los Sauces (IX), Gastón Mella (UDI), primera vez-cambio de pacto; El Monte (RM) Francisco Gómez (PS) primera vez-cambio de pacto); Negrete (VIII) Javier Melo (Ind.); Paiguano (IV Región)- Lorenzo Torres (PPD); Huara (I Región)-Carlos Enrique Silva (PR); Malloa (VI) Luis Barra (PPD); Pencahue (VII)-Lucy Lara (RN); Ercilla (IX) José Vilugrón (UDI); María Pinto (RM)-César Araos (UDI); Río Claro (VII) Claudio Guajardo (RN); Villa Alegre (VII)-Arturo Palma (PPD); Santa María (V) Claudio Zurita (PPD).

[4]Estudio de la Universidad Católica de Valparaíso para La Segunda. Ver en: http://www.lasegunda.com/Noticias/Nacional/2012/01/710608/ranking-psu-las-comunas-con-los-mejores-y-los-peores-puntajes.

[5] Alcaldes electos en comunas con mejores resultados PSU: Vitacura (RM) Raúl Torrealba (RN); Las Condes (RM) Francisco de la Maza (UDI); Lo Barnechea (RM) Felipe Guevara (RN); Machalí (VI) José Miguel Urrutia (UDI); Castro (X) Nelson Águila (DC); Diego de Almagro (III) Isaías Zavala (PC); Peñalolén (RM) Carolina Leitao (DC); Viña del Mar (V) Virginia Reginato (UDI); La Serena (IV) Roberto Jacob(PR); Chiguayante (VIII) Antonio Rivas (PS); Cisnes (XI) Luis Arcenio Valdés (PS); San Pedro de la Paz (VIII) Audito Retamal (Ind.); Providencia (RM) Josefa Errázuriz (Ind.) cambio de pacto; La Reina (RM) Raúl-Donckaster (DC) cambio de pacto; Concón (V) Óscar Sumonte (Ind.); Puerto Varas (X) Álvaro Berger (PS) cambio de pacto; Ñuñoa (RM) Maya Fernández (PS) cambio de pacto; Mariquina (XIV) Erwin Conrado (DC) cambio de pacto; Santiago (RM) Carolina Tohá (PPD) cambio de pacto; Concepción (VIII) Álvaro Ortiz (DC) cambio pacto.

[6] Esto último es lo que sucedió en las Municipales 2012. En la mayoría de casos, la información recopilada por los partidos y encuestadoras se sustentó en estudios sociodemográficos poco desagregados y acuciosos de la población a estudiar. La metodología utilizada tampoco fue la más idónea (focus group con muestras escasamente representativas de nueva realidad comunal), encuestas telefónicas poco pertinentes (líneas fijas están a la baja, tasas de rechazo son altas y población masculina tiende a ser más reacia a contestar por esta vía). Tampoco se efectuó un control de los datos obtenidos (vía estudios de opinión paralelos) o un seguimiento de los cambios en la población estudiada para medir efectividad de la campaña.

Autor: Juan Cristobal Portales
Fuente: diario30.com