Tener un lugar para vivir no es un privilegio. Es un derecho.
Hoy en Chile, ni comprar ni arrendar una vivienda es posible para gran parte de la clase media. La especulación inmobiliaria y el abandono del Estado han convertido el sueño de la casa propia en una trampa de endeudamiento y frustración.
Marco Enríquez-Ominami propone un plan nacional de vivienda estructural, con metas ambiciosas y políticas justas:
Las propuestas clave:
- 1 millón de viviendas en 10 años, con inversión pública masiva.
- Arriendo protegido, para dar seguridad a quienes no pueden comprar.
- Autoconstrucción asistida con apoyo técnico y financiero.
- Rehabilitación de barrios y viviendas abandonadas.
- Planificación urbana con integración social, ecológica y económica.
Porque no se trata solo de construir más, sino de construir mejor. Con justicia territorial y sentido de país.
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