
Primero disminuyeron las clases de historia. Después sacaron las clases de educación cívica. Ahora quiereN retomar educación cívica pero sacar de la malla curricular las clases de filosofía. La educación de nuestros niños y jóvenes no puede der un problema de gestión solamente, no es solo sumar o sacar materias. La filosofía enseña a dudar, a preguntar, a pensar. La técnica y la tecnología de nada sirve si no se sabe pensar.
Requerimos una educación integral donde la reflexión sea la protagonista. El objetivo del aprendizaje no es estar bien en un ránking de notas sobre una sumatoria de materias. Es insuficiente clasificar a nuestros niños según rendimiento para lograr que aprendan valores, aprehendan herramientas para vivir felices en sociedad. La educación pública chilena está en crisis. Hoy, además, el Instituto Nacional y el Liceo José Victorino Lastarria perdieron la subvención de excelencia por la baja de sus resultados en el Simce. ¿Queremos seguir midiendo la calidad de nuestra educación así?